Atalanta e Hipómenes, los leones del carro de Cibeles

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María Santiago
Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, desde pequeña me he sentido atraída por el mundo de la información y la producción audiovisual. Pasión por informar y ser informada de cuanto acontece en cada rincón del planeta. Asimismo, gusto por formar parte en la creación de un producto audiovisual que posteriormente entretendrá o informará a la gente. Entre mis intereses se encuentran el cine, la fotografía, el medio ambiente y, ante todo, la historia. Considero fundamental conocer el origen de la cosas para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Interés especial en curiosidades, misterios y sucesos anecdóticos de nuestra historia.

Atalanta era hija de Clímene y dependiendo de la versión, de Yaso o de Esqueneo. Cuando era una niña, fue abandonada por su padre en las montañas, ya que deseaba un hijo varón.

Fue criada por unos cazadores y la amamantó una osa, educándose rodeada de la naturaleza, por lo que consiguió desarrollar grandes habilidades físicas, especialmente una gran velocidad corriendo y tenía gran habilidad para la caza. Gracias a estas aptitudes conseguía huir de los centauros que la perseguían e incluso herir al jabalí de Calidón.

Cuando creció, comenzaron a surgir gran cantidad de pretendientes que intentaron conquistarla, pero ella mostraba poco interés en el matrimonio. Este temor se acrecentaba debido a que un oráculo le había asegurado que si se casaba tendría un final funesto.

Sin embargo, su padre no dejó de presionar, así que accedió a casarse con aquel que le ganase en una carrera, ya que estaba segura de que nadie podría vencerla. Sin embargo, el padre de Atalanta le había ocultado que había prometido a todo el que participara que a quien no lo consiguiese le mataría. Muchos fallecieron en el intento, algo que amedrentó a muchos pretendientes.

Sin embargo, surgió un joven ingenioso que decidió aceptar el reto. Era Hipómenes, descendiente del dios Poseidón. Este planeó una estrategia para conseguir desposarla. Llegó a un acuerdo con Afrodita, que le consiguió tres manzanas del jardín de las Hespérides, que eran doradas.

Cuando comenzó la carrera, cada vez que Atalanta conseguía adelantarle le arrojaba una manzana. Ella, asombrada por su encanto, se detiene para recogerla y admirarla, oportunidad que aprovechaba Hipómenes para adelantarla.

Tras hacer esto tres veces, consiguió ganar la carrera. Finalmente contrajeron matrimonio. De hecho, Atalanta se entregó a su esposo de buen grado, ya que había quedado impresionada por la gran inteligencia de su pretendiente.

Una vez casados, decidieron unirse carnalmente en un templo. Según la versión, el dios difiere. Una teoría dice que fue en el templo de Zeus, y que éste decidió cumplir el augurio del oráculo.

La otra versión dice que fue en el de Cibeles, y que ésta decidió castigarles por el atrevimiento.

En ambos casos, los jóvenes esposos fueron convertidos en leones, y serían condenados a tirar del carro de Cibeles por toda la eternidad.

Imagen: Dominio Público

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