Biografía de Napoleón Bonaparte: soldado, emperador e hijo de la Revolución

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Víctor Muñoz Fernández
Apasionado por la Historia, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Desde pequeño le encantaba la Historia y acabó por explorar sobre todo los siglos XVIII, XIX y XX.

Napoleón Bonaparte nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio (Córcega) en el seno de una familia de notables corsos. La historia acabaría por conocerle por el nombre afrancesado y olvidaría que, en origen, se llamó Napoleone di Buonaparte. Cursó sus estudios militares en Francia y ligó su carrera militar a la Revolución Francesa, lo que le hizo ganarse el apodo de “Hijo de la Revolución”. Logró apropiarse de los conocimientos militares de la época, así como los del pasado, y hacerlos converger en lo que sería su ideario.

Napoleón Bonaparte en su trono imperial. Pintura de Ingres (1806)

Cuando estallaron las revueltas en Francia en 1789, Napoleón era teniente de artillería y participó en las luchas políticas de Córcega. Lideró la artillería en la reconquista de Toulón, que duró desde septiembre a diciembre del año 1793. Sin embargo, la caída de Robespierre en julio de 1794 le devolvió al anonimato, provocando que le hicieran prisionero durante algún tiempo y le degradaran.

Pero el 5 de octubre de 1795 fue convocado por Paul Barras para reprimir el alzamiento monárquico y contra-revolucionario que había surgido en París como protesta contra los excesos de la revolución. Así, con un ejército improvisado, defendió a la Convención en el Palacio de las Tuillerías. Con ese triunfo, Napoleón consiguió hacerse notar y ganó mucha fama entre los líderes del nuevo Directorio.

Poco tiempo después, el 9 de marzo de 1796, Napoleón contrajo matrimonio con Josefina de Beauharnais. Este se mantendría hasta 1810, cuando se casó con María Luisa de Austria, quien en 1811 dio a luz un hijo, el rey de Roma, Napoleón II.

Ese mismo mes de marzo de 1796, recibió el mandato del ejército francés en Italia. Allí realizó varias campañas vitales para Francia, como la expulsión de las tropas austríacas y la derrota de las tropas papales. Mediante los tratados de paz, modeló Italia a su gusto. Disolvió el estado veneciano y creó la República Cisalpina, futuro reino de Italia. Estas misiones revelaron a Napoleón como un gran estratega y un estadista genial, por lo que le fue concedido el rango de General.

No obstante, las victorias de Napoleón no fueron recibidas con tanta alegría por el Directorio. Al ver lo que hizo en Italia, tuvieron miedo de posibles represalias dentro de Francia y lo alejaron, encomendándole una misión en Egipto (1798-1799). Dicha tarea volvió a demostrar el talento del joven militar. Organizó Egipto, venció a los turcos en Siria y volvió a Francia, que se encontraba en su periodo más inestable, en octubre de 1799.

Una vez de regreso, los moderados, entre los que se encontraba uno de los Directores llamado Emmanuel-Joseph Sieyès, le encargaron la misión de desbancar al Directorio para restablecer el orden en la República que estaba en bancarrota y acosada por las naciones extranjeras. Así, las tropas de Napoleón disolvieron todos los consejos y se quedaron como cónsules provisionales Sieyès, Ducos y el propio general. Antes de que Sieyès pudiera alzarse con el poder, Napoleón redactó la Constitución del Año VIII, proclamándose Primer Cónsul de la República.

El invierno de 1800 le bastó al recién nombrado Primer Cónsul para organizar la justicia, la administración y la economía de Francia. Además, se volvió contra Austria quien, en su estancia en Egipto, había convocado la Segunda Coalición para derrocar la República Francesa. Les derrotó y les impuso la Paz de Lunéville el 9 de febrero de 1801. Algo parecido sucedió con los británicos, quienes depusieron las armas en la Paz de Amiens el 25 de marzo de 1802.

Napoleón por Jacques-Louis David (1800)

El poder de Napoleón aumentó con la Constitución del Año X, que le nombraba Primer Cónsul vitalicio. En 1803 ostentaba los cargos de Cónsul vitalicio, presidente de la República italiana, mediador de la Confederación helvética y reoganizador de Alemania. Por eso, en 1804, con todo el poder que le conferían sus cargos, se autoproclamó Napoleón I, emperador de rodos los franceses y rey de Italia. Empezó una nueva etapa donde Napoleón expresaría en forma de actos todo su ideario, tanto el político como militar.

El régimen establecido se dejó llevar por completo por los mandatos del emperador, quien creó numerosas medidas que mejoraron la economía, la sociedad y la vida de Francia. Consagró el Gran Imperio mediante el tratado de Tilsit en 1807, tras las batallas en Austerlitz (1805) y Jena (1806), y tras derrotar a la Tercera y a la Cuarta Coalición (1805-1807). Francia se dividió en 132 departamentos y varios estados vasallos, como la Confederación del Rin.

Napoleón aprovechó la paz continental existente para desplegar un bloque continental sobre Gran Bretaña, con el fin de que se arruinasen. Esto le llevo a tomar decisiones arriesgadas, como encarcelar al papa Pío VII, intervenir en Portugal (1807) y en España (1808). Mientras intentaba asentar la conquista de España, Austria organizó la Quinta Coalición, a la que venció en Wagram en 1809.

La coronación del Emperador Napoleón I y la Emperatriz Josefina. Pintura de Jacques-Louis David y Georges Rouget (entre 1805 y 1807)

A partir de entonces, las batallas se tornarían contra el emperador francés. Entró en Rusia en 1812 y llegó hasta Moscú. Sin embargo, la retirada fue un desastre, debido al frío y a las tácticas de quema de campos empleadas por el ejército ruso del zar Alejandro I. Aprovechando la situación, Europa oriental se sublevó. Del 16 al 19 de octubre de 1813 se produjo la batalla de las Naciones en Leipzig (Prusia), que perdió Napoleón. Francia fue invadida por el sur y por el este. Los aliados entraron en París el 31 de marzo de 1814. Le hicieron abdicar a favor de su hijo y posteriormente, en abril, firmó la renuncia total en Fontainebleau.

Tras renunciar, fue exiliado a la isla de Elba, donde permaneció entre mayo de 1814 y marzo de 1815. Pero planificó su regreso para luchar contra lo que el Congreso de Viena estaba estableciendo para el futuro europeo. El 1 de marzo de 1815 desembarcó en Antibes y recuperó el poder durante cien días. El ejército francés apoyó a aquel que una vez fue, no sólo el emperador de Francia, sino el general que les alumbró en numerosas batallas y luchó a su lado.

Durante los Cien Días, Napoleón instauró una constitución más liberal y democrática que la que había durante el Imperio y convocó un ejército de voluntarios y soldados regulares. Con todos los hombres que pudo juntar, marchó sobre Bélgica a la conocida batalla de Waterloo, en la que fue derrotado el 18 de junio de 1815.

Después de este último intento, aunque la población y el ejército le apoyaba, los políticos franceses le retiraron su confianza y abdicó en favor de su hijo, Napoleón II. Los ingleses apresaron y encarcelaron a Napoleón, desterrándole el 15 de julio de 1815 a la isla de Santa Elena. Finalmente, el 5 de mayo de 1821, falleció en completa soledad el “Hijo de la Revolución”.

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6 Comentarios

  1. Hay varios errores de tipeo en los años en este artículo. Al principio dice «1975»; debería decir «1795». Más abajo dice «1895» (cuando debería ser en 1805).

    Sólo eso quería comentar. Muy buena web.

    Saludos.

    • Hola SLM, gracias por mencionarnos los errores. Ya están corregidos.

      Y gracias también por tu percepción de la web!

      Saludos,

    • Eso suele suceder cuando se tiene mucha curiosidad Luis! Y nos alegra saber que has terminado en nuestra web. Gracias!

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