Causas de las Revoluciones de 1830

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Víctor Muñoz Fernández
Apasionado por la Historia, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Desde pequeño le encantaba la Historia y acabó por explorar sobre todo los siglos XVIII, XIX y XX.

En 1830 estalló de nuevo una revolución en el mismo sitio donde comenzó el siglo anterior: en París. Pero era distinta, ya que las cosas habían cambiado ligeramente. Las clases burguesas habían ido conquistando posiciones y demandando una mayor participación en las decisiones políticas. Por un lado, el esquema de organización política absolutista que se planteó en el Congreso de Viena fue ignorado por algunos países que gozaban de una monarquía parlamentaria liberal. Por otro, empezaron a surgir algunos movimientos sociales como el socialismo. En cualquier caso, aunque fueron revoluciones que no triunfaron del todo, fueron el primer paso hacia las grandes Revoluciones de 1848.

revoluciones de 1830
«La Libertad guiando al pueblo», de Eugène Delacroix es la obra que representa la Revolución de 1830 iniciada en Francia, pero que erróneamente se emplea para representar la Revolución Francesa

La homogeneidad política que se impuso en el Congreso de Viena se vería rota tras las revoluciones de 1830. El fundamento ideológico político que sustentó estos movimientos fue el liberalismo, el nacionalismo y el romanticismo. No obstante, no fue igual para toda Europa. Los únicos países donde realmente se produjo una quiebra de la Restauración fueron Gran Bretaña, Francia, España y Portugal. En el resto tan solo hubo una suavización del absolutismo imperante en sus gobiernos.

El esquema internacional era de lo más variopinto. La prioridad era la política interior, por lo que las naciones progresaban hacia la democracia o hacia el absolutismo de forma completamente aislada. La llamada “Europa de los Congresos” estaba completamente superada y sólo era importante centrarse en el gobierno del propio país.

Las agitaciones nacionalistas se fueron extendiendo como la pólvora por todo el continente, hasta llegar a los Países Bajos y a Polonia. Es en esta nación donde los jóvenes y los intelectuales reclamaban la independencia de su país, que se encontraba dividido entre varias potencias europeas. Los Países Bajos, por su parte, estaba sumida en un problema económico y de doble identidad: los belgas católicos querían separarse de los holandeses protestantes.

En cualquier caso, no hay una explicación única y clara de cuáles fueron las causas que impulsaron las Revoluciones de 1830. Hay autores que apuntan que pudo ser un complot, dado que todas estallaron de una forma muy similar. Pero lo cierto es que había motivos entre la población para estar descontentos con la situación. Los burgueses querían ostentar el poder político, mientras que la miseria se apoderaba de las naciones absolutas. El liberalismo y los nacionalismos fueron los que movieron a la masa social para que reclamase cambios.

Sea como fuere, fue una revolución que no fue simultánea en toda Europa. Primero estalló en julio de 1830 en Francia, luego en agosto en Bélgica y en noviembre en Polonia. Pero no alcanzaría al resto de naciones hasta 1832.

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