La zona de Gebel el Silsila, en Asuán (Egipto) es noticia durante estos días por el descubrimiento llevado a cabo por una misión arqueológica dirigida por Maria Nilsson y John Ward, quienes han descubierto una necrópolis de unos 3.400 años de antigüedad.
Hasta el momento se han localizado más de 40 tumbas, entre las que destaca una pequeña capilla, aunque no queda mucho de ella dado que fue saqueada hace años.
Esta capilla cuenta con dos cámaras y tiene decoración en las paredes. Sobre la puerta de entrada nos encontramos con un disco solar alado y también se ha encontrado un escarabeo con el nombre de Tutmosis III y un anillo reversible.
Según declaró Nilsson, muchas de las tumbas han sufrido una fuerte erosión y un gran deterioro ocasionado por las inundaciones que suceden cada año, lo que hace que haya corrimientos de arena y se produzcan grandes concentraciones de sal, dañando las tumbas notablemente.
Los primeros estudios revelan que las tumbas han sido fechadas a comienzos de la dinastía XVIII y reutilizadas con posterioridad durante la dinastía XIX. Lo que sí se ha verificado ha sido el hallazgo de varios relieves que están intactos así como seis estatuas talladas en la roca.
La tumbas están talladas en la roca y cada una de ellas está compuesta de una o dos cámaras, carentes de adornos y con una o más criptas. Se ha adelantado que algunas conservan restos del sellado original como enormes piedras que impedían el acceso que estaban ajustadas en ranuras verticales talladas, lo que permitirá, si son retiradas, obtener mucha información acerca de lo que hay en el interior.
Un aspecto que ha llamado mucho la atención han sido unos escalones labrados en la roca, los cuales llevan a una cámara cuadrada, lo que da más importancia a este hallazgo, siendo este el primero en el que se descubren tumbas con escalones en esta zona de Egipto.
Estas tumbas contenían un gran número de huesos, tanto de hombres como mujeres y niños de diferentes edades, pero no se puede identificar a ninguno de ellos dado que no hay ninguna inscripción o motivos decorativos, ni en el interior ni en el exterior.
Lo que sí se ha encontrado han sido trozos de barro pintado, posiblemente para decorar los ataúdes. Asimismo también se han encontrado diferentes cuentas y amuletos, lo que revelaría que las personas allí enterradas gozaban de cierto estatus, aunque todavía hay que investigar mucho para sacar conclusiones más exactas.
