El Hermitage de Ámsterdam ofrece una visión de antiguas civilizaciones a través de la Ruta de la Seda

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Noemí Álvarez
Madrileña o cántabra. Calculadora o impulsiva. Soñadora o realista. 23 años ó 12. Fútbol o tiendas. Periodismo veraz. Hay que conocer la historia en profundidad, es la única forma de no cometer los mismos errores del pasado

ruta de la seda exposicion

Desde el pasado mes de de marzo y hasta el 5 de septiembre de este año, el Hermitage de Ámsterdam ofrecerá a sus visitantes una visión de las civilizaciones a lo largo de legendaria Ruta de la Seda.

Se mostrarán 250 objetos tales como murales, Budas, objetos de plata, vidrio, oro o terracota; sedas preciosas, excavado por las expediciones rusas en los siglos XIX y XX. De esta forma los visitantes podrán seguir los pasos de los exploradores que recorrieron las rutas de los reyes y mercaderes, y de los monjes budistas antes que todos ellos.

Como las caravanas que atravesaban la región hace muchísimo tiempo, pasando por los reinos, monasterios y oasis; para descubrir sorprendentes tesoros antiguos, los visitantes podrán recorrer las rutas comerciales de este a oeste.

Entre todos los puntos llamativos del recorrido, uno de los más espectaculares es un mural de nueve metros de largo de una deidad en la batalla con los depredadores del Palacio Real en Varakhsha, del siglo VII u VIII en la actual Uzbekistán.

La Ruta de la Seda, que es anterior a la era cristiana, fue hasta el siglo XV la mayor red comercial del mundo y una fuente de intercambio cultural como ninguna otra. Funcionaba desde China hasta el Mediterráneo y no constaba de un único camino, si no de toda un red de rutas que abarcaban una distancia de siete mil kilómetros; conectando las grandes civilizaciones como la India, Persia China y el Imperio Romano.

Los más de 250 objetos que se muestran en la exposición proceden de 13 sitios arqueológicos de la Ruta de la Seda, y por ende, asociados a una enorme variedad de lugares.

El budismo fue el fenómeno cultural más antiguo difundido por medio de esta red de ruta; tiempo más tarde, el Islam comenzó a expandirse hacia el este a través de los mismos caminos, sustituyendo al budismo en muchas partes.

Del mismo modo, el cristianismo y el judaísmo también se difundieron a lo largo de la Ruta de la Seda. Prueba de ello son un quemador de incienso con la iconografía cristiana y un anillo que muestra a Daniel en el foso de los leones que se hallaron en las profundidades de Asia central.

Sin embargo, el intercambio mayor fue el de mercancías; caravanas con hasta un millar de camellos, caballos, bueyes y burros atravesaban la ruta de este a oeste y de norte a sur y viceversa.

La propia seda fue uno de los artículos comerciales e incluso, durante un tiempo, un medio de pago. No obstante fueron muchos los productos que atravesaron la red comercial.

La colección de la Ruta de la Seda y sus expediciones no fueron redescubiertos hasta finales del siglo XIX, cuando Rusia, Gran Bretaña, Japón y Alemania organizaron las primeras expediciones.

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