Hitlerputsch: el intento de golpe de estado de Hitler

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Víctor Muñoz Fernández
Apasionado por la Historia, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Desde pequeño le encantaba la Historia y acabó por explorar sobre todo los siglos XVIII, XIX y XX.

El 8 y el 9 de noviembre de 1923 fueron dos días claves para la Historia Contemporánea. Es una fecha que no se suele recordar mucho, pero esos días se produjo un golpe de Estado comandado por Adolf Hitler que tendría grandes repercusiones en la historia de Europa.

En Alemania, se le conoce como el Hitler-Ludendorff-Putsch, mientras que comúnmente se le llama Putsch de la Cervecería. Fue un momento crítico, que sirvió al futuro dictador alemán como base para reafirmar y reforzar sus teorías contra el débil gobierno de la República de Weimar, lo que le permitiría alcanzar el poder diez años más tarde.

Hitlerputsch
Marienplatz en Múnich durante el Hitlerputsch, 1923| Deutsches Bundesarchiv

El Tratado de Versalles firmado en 1919 ahogaba económicamente a Alemania. Hitler y los demás líderes radicales del espectro de la política alemana abogaban por dejar de cumplir con aquello que se dictaba desde Francia e imponer la soberanía alemana. Además, debido a las deudas que tenía el Estado, la inflación se disparó, generando mucha pobreza, despidos y miseria en Baviera.

Viendo como, poco a poco, la República de Weimar se volvía más débil, el Partido Nacional-Socialista Obrero Alemán (NSDAP) se reunió en una cervecería de la ciudad de Munich para planificar un cambio en el gobierno. Esta práctica era común en las cervecerías, donde se llegaban a congregar cientos de personas para criticar las distintas cuestiones de la actualidad o para escuchar mítines políticos.

Hitler había planificado el golpe para el día 29 de septiembre del año 1923, pero decidió retrasarlo para aprovechar los disturbios que estaban acaeciendo en Baviera debido a la pobreza de la región. Así, el 8 de noviembre irrumpió en un mitin político que estaba ofreciendo en la cervecería Bürgerbräukeller el gobernador de Baviera, Gustav von Kahr, ante 3.000 personas. Gracias a las Secciones de Asalto (SA), consiguieron bloquear las salidas y proclamar el inicio de la revolución.

Con el apoyo de las tropas de Ernst Röhm y de Erich Ludendorff, Adolf Hitler decidió marchar sobre la ciudad de Munich, con el fin de tomar todo el control de Baviera. Su plan consistía en seguir un sistema parecido al de Italia, por el cual formaría una república independiente en Baviera para enfrentarse a la República de Weimar en Berlín. Las tropas sublevadas consiguieron entrar en el Ministerio de Defensa y asegurarlo.

Pero este plan no duró mucho tiempo. Debido a un fallo de seguridad, varios líderes locales consiguieron escapar y dieron orden a los distintos jefes de la Policía de tomar represalias contra Hitler y sus aliados. Ambos bandos comenzaron un tiroteo, en el cual los líderes del NSDAP fueron heridos. Después de varios días de búsqueda, la Policía consiguió detener a Hitler, Röhm y Ludendorff. No obstante, muchos otros sublevados consiguieron huir a Austria.

En el periodo que Hitler estuvo encarcelado, escribió el famoso libro que serviría de inspiración para refundar el partido y como base para las nuevas generaciones: Mein Kampf. Por eso, este golpe de Estado fue tan importante para la historia reciente. Tuvo como consecuencia el renacer de la doctrina extremista de Hitler, colocándole en posición de mártir y facilitándole su regreso a la escena política años más tarde.

Además, no sirvió como empuje al gobierno de la República de Weimar, ya que no cambió de rumbo, ni mejoró la situación económica y laboral de Alemania. Todo esto acabaría por desencadenar la peor guerra de la historia: la Segunda Guerra Mundial.

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