Las cárceles imaginarias de Piranesi ofrecen un viaje a lo desconocido

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Marcelo Ferrando Castro
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San Pedro, en el Vaticano, vista por Piranesi
San Pedro, en el Vaticano, vista por Piranesi

Piranesi, el artista italiano, poseía una gran destreza a la hora de representar edificios. A pesar de que sólo tuvo un empleo como arquitecto (y fue breve), sabía plasmar en el lienzo construcciones de enorme complejidad.

Entre sus habilidades estaba la de crear vistas de la ciudad de Roma. Se dice que Goethe quedó decepcionado cuando vio la Roma real, al compararla con la belleza de las obras de Piranesi.

Pero éste no se conformaba con pintar lo que ya estaba construido. En 1745 inició un proyecto único denominado Carceri d’Invenzione (“Prisiones Imaginarias”). Esta serie de aguafuertes debe su nombre al hecho de que no estaban basadas en ninguna prisión real: Piranesi, literalmente, se las había inventado.

Las cárceles del mundo real eran estrechas y lúgubres celdas que no daban mucho pie a la representación artística. Pero Piranesi imaginó las prisiones como cavernosos laberintos, donde los seres humanos son figuras diminutas sobrepasadas por el tamaño y la complejidad del lugar.

La primera edición de Carceri d’Invenzione, con catorce aguafuertes sin título, se publicó en 1750. Diez años después añadió dos aguafuertes nuevos y pintó de nuevo los originales. Estos “nuevos” cuadros contaban con figuras arquitectónicas aún más complejas: criptas, arcos, y escaleras que no llevaban a ninguna parte. Estos elementos de arquitectura irracional resultaban chocantes para la época.

Estos aguafuertes formaban parte de una tradición artística italiana, el capriccio. Esta palabra básicamente representa a los trabajos artísticos que no representaban objetos o lugares de la vida real, o al menos no lo hacían de forma fidedigna. Inicialmente habían sido populares entre los turistas porque podían “resumir” los sitios interesantes de una ciudad en un solo cuadro, pero ese no era el objetivo de Piranesi.

Las prisiones existían sólo en su imaginación, y su objetivo era crear un impacto emocional y una atmósfera tenebrosa. La obra de Piranesi acabó siendo un referente para los artistas de finales del XVIII y principios del XIX.

La Sale del Convitto en Venecia organizó una exposición sobre el tema en 2010, titulada Las Artes de Piranesi: arquitecto, grabador, anticuario, vedutista,diseñador. Los aguafuertes de las prisiones imaginarias eran la obra central de la exposición, y tal vez lo más destacable es que un diseñador gráfico llamado Gregoire Dupong las recreó de forma virtual. Cogiendo los 16 aguafuertes de la segunda edición como punto de partida, los convirtió en un espacio tridimensional. De esta forma, cualquier interesado puede viajar al interior de la mente de Piranesi.

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