Lugares arqueológicos de Egipto siguen padeciendo de la invasión urbana y agrícola. Después de Ezbet Kheiralla, en el viejo Cairo, y Dahsur, en Giza, parece haberle llegado su turno al antiguo emplazamiento de Tel-Amarna, en la ciudad del Alto Egipto de Minya, lugar que fue capital durante el reinado del faraón monoteísta Akenatón.
Según el director del antiguo ministerio de antigüedades, Mohamed El-Bialy, los residentes de Al-Hagg Qandil, una aldea colindante, comenzaron a cultivar sobre los alrededores de un grupo de tumbas pertenecientes a los nobles de la 18ª dinastía.
Cuando el grupo arqueológico de inspección de Minya tuvo noticia de tal actividad envió un informe a la policía local y al ministerio de antigüedades para que estuvieran al tanto.
Tras el informe el ministerio de antigüedades ordenó el cese de tal actividad, aumentando la seguridad en la zona mediante el despliegue de la policía y el turismo de antigüedades cerca del lugar.
Entre las tumbas se encuentra una de gran importancia, perteneciente a Iay, uno de los sumos sacerdotes que estuvo al servicio de Akenatón, que fue consejero de Tutankamón durante su reinado y que tras su muerte se apoderó del trono. Otra de las tumbas pertenece a Mahou, jefe de la «policía» de Akenatón.
Tras la intervención de la policía y el ministerio de antigüedades parece haberse acabado con la invasión que estaba deteriorando la zona arqueológica de Tel Al-Amarna y por suerte no se han producido excesivos daños.
En Dahsur, otra de las zonas que habían sido invadidas, se detuvo la construcción de edificios delante de la pirámide de Amenhotep II después de que el ministerio de antigüedades se ofreciera a darles terreno sobre el que construir su cementerio, aunque la actual falta de recursos financieros hará difícil la eliminación de tales edificios.
Imagen: Einsamer Schütze en Wikimedia
