Evidencias escritas de un poder compartido entre Amenofis III y su hijo homónimo Amenofis IV, que cambió su nombre por el de Akenatón, han abierto un debate sobre si realmente hubo algún momento en el que ambos compartieron el trono. Una serie de excavaciones en la tumba de Amenhotep-Huy, ministro de la ciudad de Luxor, han revelado un conjunto de cartuchos que podrían demostrarlo.
Akenatón realizó la reforma más revolucionaria de todo el Egipto faraónico, modificando sustancialmente el sistema religioso y cultural. Se granjeó la enemistad de toda la poderosa casta sacerdotal y realizó cambios sustanciales en los modos de representación artística al instaurar un monoteísmo caracterizado por el culto personal al dios Atón y al disco solar, y con la asociación de esta nueva simbología religiosa al propio faraón, que en adelante se llamaría Akenatón.
Pero parece ser que en los primeros tiempos del reinado de Amenofis IV, cuando aún conservaba el nombre heredado de su padre, ambos pudieron haber compartido el trono. Las inscripciones de los cartuchos encontrados en Luxor celebran el 30 aniversario del reinado de Amenofis III, unos ocho años antes de su muerte y del ascenso al trono de su hijo en el 1.300 a.C. aproximadamente. En ellos se menciona a ambos faraones, por lo que los expertos afirman que se trata de la prueba concluyente de una co-regencia entre padre e hijo en los últimos años de Amenofis III.