Conocida por sus grandes paredes llenas de inscripciones y enormes torres de vigilancia repartidas de manera que cualquiera que se acercase a menos de 2 kilómetros de distancia podía ser visto, ubicada a 290 kilómetros al noroeste de Bagdad y a 110 kilómetros al suroeste de Mosul, la ciudad de Hatra muestra sus tristes ruinas en el medio del desierto del norte de Irak.
Después de resistir ataques entre los que se incluye la Segunda Guerra de Partos, la antigua ciudad fue inscrita en 1985 en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, siendo así la primera de la actual Irak en recibir este privilegio.
Alrededor de los templos y paredes de Hatra varios agentes de policía se quedaban con los brazos cruzados por lo que los turistas dejaron de visitar el lugar debido a la gran inseguridad.
A pesar de ser un sitio donde se representa la antigua cultura iraní y romana, no hay suficientes miembros de seguridad para protegerlo debido a los temores que infunden grupos terroristas como al-Qaida y muchos otros grupos extremistas, los cuales consideran que las antigüedades están prohibidas por la ley Sharia islámica.
Durante más de 5.000 años el país ha sido otorgado con numerosos tesoros históricos pero los disturbios de los últimos años están provocando sobre ellos una autentica catástrofe cultural. Al menos 32.000 artículos procedentes de 12.000 sitios han sido saqueados desde 2003, cifra que aumentaría al considerar los objetos de lugares arqueológicos aún no reconocidos. Pero no solo los saqueos son los responsables de su destrucción ya que, también, las operaciones militares y los conflictos provocan graves daños en el patrimonio cultural.