Resumen de ‘Cien Años de Soledad’ de García Márquez

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Marcelo Ferrando Castro
Después de estudiar Historia en la Universidad y tras muchas pruebas previas, nació Red Historia, un proyecto que surgió como medio de divulgación en donde encontrar las noticias más importantes de arqueología, historia y humanidades, además de artículos de interés, curiosidades y mucho más. En definitiva, un punto de encuentro para todos en donde poder compartir información y continuar aprendiendo.

Cien Años de Soledad es la obra máxima de Gabriel García Márquez, siendo una de las obras más importantes de la literatura latinoamericana, mundial y el máximo exponente del Realismo Mágico.

Breve biografía del autor: Gabriel García Márquez

El prolífico autor Gabriel García Márquez, nació en Aracataca Colombia el 6 de marzo de 1926. Fue criado por sus abuelos y según el propio escritor, tuvo “una infancia prodigiosa” en su pueblo natal, ubicado cerca del mar. La historia de ese pueblo costero relatada por sus abuelos, es el estrato de ese mundo personal que él va llamar “Macondo.

A los doce años se traslada a Bogotá para cursar estudios de secundaria, concluyo éstos y empezó la carrera de Derecho, pero las necesidades económicas lo hacen incursionar en el periodismo. Fue empleado por el diario “El Espectador” que luego lo envió a Europa como corresponsal. Fijó su residencia en Roma y luego se fue a Paris en donde escribió cuentos y publicó La hojarasca, su primera novela en 1955.

En ese mismo año el dictador Rojas Pinilla clausura “El Espectador”; y su corresponsal europeo queda en una precaria situación económica. Regresó a Colombia y se casó con Mercedes Barcha su novia desde la infancia, y madre de sus dos hijos; estuvieron casados durante 56 años.

gabriel garcia marquez
Gabriel García Márquez, el máximo exponente del realismo mágico en la literatura latinoamericana. Crédito: Dominio Pú

Se traslada a Caracas, Venezuela, siendo empleado por las revistas venezolanas Momento y Élite. Estuvo en ese país hasta 1961 cuando arribó a México, donde se encarga de producir guiones de películas, su creatividad no cesaba y publica El Coronel no tiene quien le escriba, novela corta que le dio renombre como escritor.

Le sucedieron varios cuentos y relatos cortos hasta que en 1967 publica la obra que lo consagraría definitivamente, y le daría el mérito de ser el principal exponente del Realismo Mágico en la literatura latinoamericana del siglo XX: Cien Años de Soledad, publicada en Argentina.

En 1982 La academia sueca le otorga el Premio Nobel de Literatura, por sus obras narrativas, donde la realidad y la imaginación se funden en un todo, para producir un efecto mágico realista. Durante el acto de aceptación del premio pronunció su sentido discurso “La soledad de América Latina”, donde expone la tragedia de nuestros países, olvidados y saqueados, bajo el estigma de “tercer mundo”.

Su producción literaria continuó, entre las mejores obras que publicó después, se encuentran ‘El Amor en los Tiempos del Cólera’ y ‘El General en su Laberinto’, dedicado al Libertador de Venezuela, Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú; el venezolano Simón Bolívar. Recibió innumerables premios y reconocimientos en diferentes países.

García Márquez murió en Ciudad de México, el 17 de abril de 2014 a la edad de 87 años.

Resumen y análisis de ‘Cien Años de Soledad’

Esta novela es la síntesis magistral de todos los relatos previos alusivos a ‘Macondo‘: ‘Los funerales de la Mamá Grande’, ‘La Mala Hora’, ‘Los Nuestros’, ‘Isabel Viendo llover’.

Según su biógrafo Luis Harss, García Márquez le dijo antes de la publicación de su novela:

Cien años de Soledad será como la base del rompecabezas cuyas piezas he venido dando en las obras precedentes. Aquí están dadas casi todas las claves. Se conoce el origen y el fin de los personajes y la historia completa, sin vacíos, de Macondo.

El realismo mágico presente en la historia, se manifiesta desde diversos ángulos en forma perfecta porque los elementos fantásticos llegan a mezclarse con los del mundo real, hasta constituir una sola realidad dentro de la obra.

La historia de Macondo y los Buendía, se unen de forma simultánea en la novela y no hay posibilidad alguna de desligarlas. José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán comenzarán una familia que por cinco generaciones pernoctará en Macondo.

El inicio de su vida matrimonial estuvo marcado por un crimen que atormentó durante toda su vida al patriarca, quien al final, por sus desvaríos e inventos termina perdiendo la razón.

Úrsula es el motor de la familia, incansable mantiene el ánimo de todos, y su espíritu de lucha se confunde con las premoniciones que la acompañan y la mantienen informada de cosas que nadie le ha contado.

Sus tres hijos: Aureliano, José Arcadio y Amaranta, viven cada uno en su propio mundo, peleando sus batallas personales. A su vez Macondo sufrirá varias transformaciones que le infundirán fama y poder momentáneo: desarrollo económico por la instalación de las compañías bananeras norteamericanas y la explotación del banano en la región.

Muchas fortunas florecieron, pero al estallar una huelga de trabajadores; las autoridades los repelieron asesinando a muchos de ellos. El progreso económico se desmoronó y el pueblo quedó en un abandono lazo y paulatino, que va de la mano con el de sus habitantes.

Esquema Estructural de Cien Años de Soledad

La estructuración de Cien Años de Soledad, no está determinada por divisiones gráficas o numerales; sino por los acontecimientos que se narran en cada parte. Así podemos decir que, la obra está compuesta de 20 capítulos no titulados.

Capítulos del I al VI

José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán son un matrimonio de primos que temen el nacimiento de un descendiente con cola de cerdo, debido al parentesco entre ambos. Este presagio desencadena una tragedia, porque, en una pelea de gallos el perdedor, Prudencio Aguilar, le gritó a José Arcadio “A ver si ese gallo le hace el favor a tu mujer”, aludiendo al rumor que afirmaba la ausencia de relaciones íntimas en su matrimonio a un año de casados.

Se suscita un duelo entre ellos y José Arcadio mata a Prudencio Aguilar atravesando su garganta con una lanza. El fantasma lo atormenta de tal manera que deciden irse a la sierra. Junto con un grupo de otras familias parten en un éxodo tedioso que, termina cuando en un sueño, se le participa al patriarca de los Buendía la llegada al lugar donde debe quedarse.

Macondo es el nombre dado en el sueño al lugar. Se establecen y le nacen tres hijos: José Arcadio, Aureliano y Amaranta; estos nombres se repetirán en otros miembros de la familia.

 

El auge económico no tarda en aparecer y el pueblo crece con gente que llega del otro lado de la ciénaga. La enfermedad del sueño apareció en el pueblo y Melquiades el errante sabio la curó con una pócima. Así, se ganó el derecho a permanecer en la casa de Úrsula y les dejó unos pergaminos escritos por él, que nadie descifraba; lejos estaban de saber que, en esos pergaminos, estaba escrita la historia tanto de la familia Buendía como la del pueblo.

En ellos se describió el principio y el fin de ambos. Aureliano Buendía se casó con Remedios Moscote, está murió en un parto. Amaranta creció y se estableció entre ella y su hermana de crianza Rebeca, una creciente rivalidad por el amor de Pietro Crespi, su profesor de baile.

La situación se resuelve cuando Rebeca y José Arcadio hijo se casan. Empieza la guerra civil en el país. Aureliano se une a la guerra, Pietro Crespi se suicida porque Amaranta se niega a casarse con él. El fundador José Arcado Buendía pierde la razón y debe ser amarrado al pie de un castaño en el patio para evitar que destruya la casa.

Capítulos del VII al XVI

Termina la guerra, el Coronel Aureliano Buendía es hecho prisionero junto con uno de sus lugartenientes; condenado a muerte, espera el fatídico día, pero su hermano lo libra de ser fusilado y se levanta de nuevo en armas junto con el pelotón que debía cumplir la orden de ajusticiarlo.

José Arcadio hijo, murió asesinado de un tiro en el oído, nunca se supo quién lo hizo. El patriarca fundador permaneció bajo el castaño; se comunicaba regularmente con Prudencio Aguilar, el amigo al cual mató en duelo en su juventud.

Aureliano, su hijo, tuvo una premonición y le comunico a Úrsula que su padre moriría. Murió en su cama y una lluvia de flores amarillas minúsculas y persistentes, cubrió el pueblo.

Las guerras siguieron su curso hasta que el coronel Aureliano Buendía se percató de lo fatuo de la revolución, reconociendo que se había transformado en un bochinche.

Aceptó firmar un acuerdo para acabar con ella después de veinte años de guerra inútil. Años después, con la cabeza inclinada en el castaño del patio, donde tantos años estuvo amarrado su padre; murió tranquilamente sin darse cuenta siquiera.

Amaranta Buendía tejió con anticipación una hermosa mortaja y la tarde del día en que la terminó, murió; así se lo había anticipado la muerte cuando cosía con ella en el corredor.

Rebeca, su hermana de crianza, falleció entre las cuatro paredes de su desvencijada casa del cementerio, sola y olvidada de todos; acabando así la segunda generación solitaria.

Macondo se transformó con la llegada de la electricidad y otros inventos modernos, llegaron las compañías bananeras, y un falso florecimiento económico inundó todo. Estalló la huelga de los trabajadores contra las bananeras: el Estado las repelió con fuego y más de 3.000 trabajadores fueron asesinados y lanzados al mar.

Esta tragedia marcó el principio del fin para Macondo. Al poco tiempo se desató un diluvio sobre el pueblo llovió “cuatro años, once meses y dos días”. Úrsula, decrépita y medio ciega, deambulaba en un febril hacer mientras vaticinaba que solo estaba esperando que cesara la lluvia para morirse. Cesó de llover y se pudo constatar la destrucción:

Macondo estaba en ruinas. En los pantanos de las calles quedaban muebles despedazados, esqueletos de animales cubiertos de lirios colorados, últimos recuerdos de las hordas de advenedizos que se fugaron de Macondo tan atolondradamente como habían llegado. La compañía bananera desmanteló sus instalaciones. Las casas de madera, las frescas terrazas donde transcurrían las serenas tardes de naipes, parecían arrasadas por una anticipación del viento profético que años después había de borrar a Macondo de la faz de la tierra.

Úrsula murió ese mismo año y el calor sofocante del día que la sepultaron ocasionó una terrible mortandad de pájaros, los cuales se estrellaban contra las paredes y rompían las mallas de las ventanas para morir dentro de los dormitorios. Con la muerte de Úrsula cesó la primera generación de la familia Buendía. Ella vio partir a su esposo y a todos sus hijos.

Capítulos del XVII al XX

El Penúltimo descendiente de los Buendía, Aureliano, hijo de Renata Remedios, (tataranieta de los fundadores), y Mauricio Babilonia; está tratando de descifrar los pergaminos de Melquiades. Éste lo acompaña siempre a pesar de llevar muerto muchos años.

Supo que el lenguaje utilizado era el Sánscrito. Melquiades le indicó las pautas a seguir y él continuó con su incansable tarea sin muchos avances. Una tarde llego su tía, hermana de su madre con su esposo y un equipaje tan grande que, no cabía en el corredor. Amaranta Úrsula se instaló en la vieja y desvencijada casa, entregándose a la tarea de restaurarla totalmente. Surgió entre Aureliano y su tía un amor incestuoso, a escondidas del esposo de ella.

Se amaban en cualquier sitio aprovechando los descuidos de él, hasta que un día se ausentó con la excusa de buscar un aeroplano. Nunca regresó y los amantes dieron rienda suelta a su pasión insana, tal vez la única basada en un amor verdadero, en cien años de existencia familiar.

Al paso del tiempo Amaranta Úrsula se percata de su embarazo y junto a Aureliano trata de determinar, sin lograrlo, el parentesco entre ellos. La destrucción paulatina se va apoderando de la casa, las hormigas carcomen sus cimientos y la maleza avanza sin tregua:

De noche, abrazados en la cama, no los amedrentaban las explosiones sublunares de las hormigas, ni el fragor de las polillas, ni el silbido constante y nítido de la maleza creciendo en los cuartos vecinos.

Un domingo por la tarde, Amaranta Úrsula sintió los apremios del parto. Vino la comadrona y tras horas de maltrato y mala praxis, nació un robusto niño, a quien su padre llamó Aureliano Buendía. Su madre lo observó y lo describió en su imaginación:

Amaranta Úrsula vio a través de las lágrimas, que era un Buendía de los grandes, macizo y voluntarioso como los José Arcadios, con los ojos abiertos y clarividentes de los Aurelianos, y predispuesto para empezar la estirpe otra vez por el principio y purificarla de sus vicios perniciosos y su vocación solitaria, porque era el único en un siglo que había sido engendrado con amor.

Al voltearlo la comadrona se dio cuenta que tenía una cola de cerdo, esto no los preocupó, porque desconocían el precedente familiar y la comadrona les dijo que aquella cola se podría cortar cuando el niño mudara los dientes.

La sangre voluptuosa y ardiente de Amaranta Úrsula no dejó de fluir, se intentaron todas las estratagemas de las mujeres y solo paró cuando su perfil se afinó, y todos se dieron cuenta que había muerto porque volvió a sonreír y su cutis de alabastro reapareció.

Aureliano, preso del dolor, se fue donde una prostituta amiga y pasó allí mucho tiempo. De pronto recordó a su hijo y regresó para encontrarlo convertido en un cuerpo informe al que devoraban las hormigas. Paralizado de estupor recordó vívidamente el epígrafe de los pergaminos de Melquiades:

El primero de la estirpe está amarrado a un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas.

Entonces corrió en busca de los pergaminos sabía que allí estaba escrito su origen y su destino y empezó a descifrarlos en voz alta. No se percató del remolino de polvo y escombros en que se convertía Macondo, pero sí supo que las familias condenadas a cien años de soledad, no tienen otra oportunidad sobre la tierra.

Relación del título de la obra con el contenido

Cuando leemos Cien Años de Soledad, desde el primer momento captamos esa sensación de vacío espiritual, un desasosiego que va llenado la atmósfera de tristeza y abandono. Es difícil dejar su lectura porque atrapa la atención de inmediato.

La historia inicia con un paredón de fusilamiento, donde el coronel Aureliano Buendía sería ajusticiado. No obstante, no se cumple la sentencia porque su hermano lo libera. Se levanta en armas de nuevo y se va, sin despedirse ni siquiera de su madre, que tan preocupada estaba. Su soledad entre la gente lo atormentaría siempre:

Extraviado en la soledad de su inmenso poder, empezó a perder el rumbo. Le molestaba la gente, que lo aclamaba en los pueblos vencidos, se sintió disperso, repetido y más solitario que nunca. Solo, abandonado por los presagios, huyendo del frío que lo acompañaría hasta la muerte, busco un último refugio en Macondo al calor de sus recuerdos más antiguos.

Su hermana Amaranta alimentó un rencor callado y triste durante toda su vida y aunque lo repudiaba, jamás hizo nada por descartarlo:

Amaranta estaba demasiado enredada en el berenjenal de sus recuerdos para entender aquellas sutilezas apologéticas, cuando escuchaba los valses de Pietro Crespi sentía los mismos deseos de llorar que tuvo en la adolescencia, como si el tiempo y los escarmientos no sirvieran de nada. A veces le dolía haber dejado a su paso aquel reguero de miseria, y a veces le daba tanta rabia que se pinchaba los dedos con las agujas, y más la amargaba el fragante y agusanado guayabal de amor que iba arrastrando hacia la muerte.

Este estigma de soledad se repite en todos los personajes a excepción de Amaranta Úrsula, la última mujer de la estirpe que nunca perdió la alegría, y vio en su hijo una esperanza para su linaje, deseo que no se cumplió. Fue una familia marcada por el aislamiento incluso geográfico, en un pueblo solitario lleno de creencias, sueños, mitos y tradiciones culturales mixtas.

Forma de presentación de los hechos

Posición del narrador

El narrador cuenta la historia en tercera persona, es un narrador omnisciente. Conoce a fondo los estados anímicos de los personajes y todo lo relativo a sus creencias, temores y deseos recónditos:

En aquellos ratos de esparcimiento se revelaban los verdaderos gustos de Meme. Su felicidad estaba al otro lado de la disciplina, en las fiestas ruidosas, en los comadreos de enamorados, en los prolongados encierros con sus amigas, donde aprendían a fumar y conversaban de asuntos de hombres”

Secuencia narrativa

La narración es circular; en ella converge una cadena de repeticiones en donde todo vuelve a suceder en forma periódica. Los mismos nombres, las características personales se heredan de generación en generación, los hechos guardan similitudes de principio a fin en la obra. Por ejemplo, la afición de los Aureliano Buendía por descifrar los pergaminos de Melquiades y la comunicación del sabio gitano con ellos aun estando muerto desde años inmemoriales:

Aureliano Segundo se dio a la tarea de descifrar los manuscritos. Fue imposible. Las letras parecían ropa puesta a secar en un alambre, y se parecían más a la escritura musical que a la literaria. Un mediodía ardiente, mientras escrutaba los manuscritos, sintió que no estaba solo en el cuarto. Contra la reverberación de la ventana, sentado con las manos en las rodillas, estaba Melquiades. Aureliano Segundo lo reconoció de inmediato, porque aquel recuerdo hereditario se había transmitido de generación en generación, y había llegado a él desde la memoria de su abuelo.

Salud – dijo Aureliano Segundo.

– Salud, joven – dijo Melquiades.

Veamos ahora la repetición con el penúltimo Aureliano:

Aureliano no abandonó en mucho tiempo el cuarto de Melquiades. A cualquier hora que entrara Santa Sofía de la Piedad lo encontraba absorto en la lectura. Tal como le sucedió a Úrsula con Aureliano Segundo cuando este estudiaba en el cuarto, Santa Sofía de la Piedad creía que Aureliano hablaba solo. En realidad, conversaba con Melquiades. Un mediodía ardiente, poco después de la muerte de los gemelos, vio contra la reverberación de la ventana al anciano lúgubre con el sombrero de alas de cuervo, como la materialización de un recuerdo que, estaba en su memoria desde mucho antes de nacer. Aureliano había terminado de clasificar el alfabeto de los manuscritos.

Personajes de Cien Años de Soledad

Principales

    • José Arcadio Buendía. Fundador de la familia.
    • Úrsula Iguarán de Buendía. Fundadora de la familia.
    • José Arcadio Buendía. Hijo.
    • Aureliano Buendía. Hijo.
    • Amaranta Buendía. Hija.
    • Hija adoptiva de los Buendía.

Secundarios:

    • Hijo de José Arcadio (hijo del patriarca) y Pilar Ternera.
    • Aureliano José. Hijo de Aureliano y Pilar Ternera.
    • Los 17 Aurelianos. Hijos del coronel Aureliano Buendía en 17 mujeres diferentes.
    • Santa Sofía de la Piedad. Concubina de Arcadio.
    • Remedios la Bella. Hija de Arcadio y Santa Sofía de la Piedad.
    • José Arcadio Segundo. Hijo de Arcadio y Santa Sofía de la Piedad.
    • Aureliano Segundo. Hijo de Arcadio y Santa Sofía de la Piedad.
    • Fernanda del Carpio. Esposa de Aureliano Segundo.
    • José Arcadio Buendía. Hijo de Aureliano Segundo y Fernanda del Carpio.
    • Renata Remedios (Meme) hija de Aureliano Segundo y Fernanda del Carpio.
    • Amaranta Úrsula. Hija de Aureliano Segundo y Fernanda del Carpio.
    • Hijo de Meme y Mauricio Babilonia.
    • Aureliano Buendía. El último descendiente con cola de cerdo; hijo de Aureliano con su tía Amaranta Úrsula.
    • Gastón. Esposo de Amaranta Úrsula.
    • Gerineldo Márquez.
    • Las hermanas Moscote.
    • Remedios Moscote. Esposa del coronel Aureliano Buendía.
    • Don Apolinar Moscote.
    • Visitación la india.
    • Cataure el indio. Hermano de visitación.
    • El gitano con actitudes sobrenaturales que escribió el principio y el fin de la historia de la familia Buendía y de Macondo.
    • Pilar ternera. Madre de los dos primeros miembros de la segunda generación Buendía.
    • Pietro Crespi. El maestro de baile motivo del odio entre Amaranta y Rebeca.
    • Petra cotes. Concubina de Aureliano Segundo.
    • El padre Antonio Isabel.

Referenciales:

  • Mauricio Babilonia. Amante de Meme y Padre del penúltimo Aureliano.
  • Nígromanta.
  • Padre Nicanor Reina.
  • Amigos de Aureliano.
  • El sabio catalán.
  • Patricia Brown.
  • Mercedes la boticaria.
  • Las muchachitas que se acostaban por hambre.

Ambiente de Cien Años de Soledad

Ambiente físico

realismo magico
Realismo mágico

Los acontecimientos transcurren en Macondo, un pueblo creado por la imaginación del novelista; basándose en algunos aspectos vivenciales del pueblo donde transcurrió su infancia. Es un espacio cerrado, comienza con la novela, crece con ella, y termina con la conclusión de ésta.

En pocos años, Macondo fue una aldea más ordenada y laboriosa que cualquiera de las conocidas hasta entonces por sus 300 habitantes. Era en verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto.

Macondo era ya un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugados por la cólera del huracán bíblico, cuando Aureliano saltó once páginas para no perder el tiempo en hechos demasiado conocidos, y empezó a descifrar el instante que estaba viviendo.

Ambiente Sicológico

Los personajes de la novela se mueven en un ámbito de tristeza que nada logra evadir. Los conflictos personales y el enfrentamiento entre los familiares dan un aura trágica al entorno. Los elementos sobresalientes son la soledad y el odio que, no dan tregua para sentimientos firmes:

Amaranta se sintió humillada y le dijo a Pietro Crespi con un rencor virulento, que estaba dispuesta impedir la boda de su hermana, aunque tuviera que atravesar en la puerta su propio cadáver.

Úrsula no perdonó nunca lo que consideró una inconcebible falta de respeto, y cuando regresaron de la iglesia prohibió a los recién casados que volvieran a pisar la casa. Para ella era como si hubieran muerto.

Se sintió tan sola que buscó la inútil compañía del marido olvidado bajo el castaño. –mira en lo que hemos quedado le decía_ Mira la casa vacía, nuestros hijos desperdigados por el mundo, y nosotros dos solos otra vez como al”. principio_ José Arcadio Buendía, hundido en un abismo de inconsciencia era sordo a sus lamentos.

El desamor se manifiesta en toda la obra. Las relaciones incestuosas se materializan de principio a fin. Los matrimonios se dan por múltiples razones, pero casi nunca por amor. Las únicas relaciones que lo evidencian son las de José Arcadio y Rebeca y las de Amaranta Úrsula y Aureliano su sobrino:

En aquel Macondo olvidado hasta por los pájaros, donde el polvo y el calor se habían hecho tan tenaces que costaba trabajo respirar, recluidos por la soledad y el amor y por la soledad del amor en una casa donde era casi imposible dormir por el estruendo de las hormigas coloradas, Aureliano y Amaranta Úrsula eran los únicos seres felices, y los más felices sobre la tierra.

Diferentes temas tratados en la novela

En Cien años de Soledad se presenta un tema compuesto. No es difícil identificar las dos historias que convergen en la obra: una es la de la familia Buendía, la otra es la del pueblo fundado por ellos y otro grupo de aventureros Macondo.

De generación en generación persiste en los Buendía el miedo, alimentado por Úrsula, de engendrar un hijo con cola de cerdo. Este temor se basa en el precedente de un primo que, por ser hijo de padres con cercanos lazos consanguíneos, nació con este apéndice ajeno a la raza humana.

Debido al hecho de ser primos, Úrsula y José Arcadio sentían sobre su familia esta amenaza latente. Se cumplió cuando nació el último descendiente, hijo de Amaranta Úrsula y su sobrino Aureliano el cual tenía una cola de cerdo.

La historia de Macondo transcurre entre una época primitiva durante su fundación; un falso progreso con las compañías bananeras y su destrucción lenta y paulatina junto con la de la familia Buendía hasta que un viento apocalíptico los borró de la faz de la tierra.

Verosimilitud del relato en Cien Años de Soledad

En esta obra García Márquez utiliza al máximo el Realismo Mágico, también llamado por Alejo Carpentier «Lo Real Maravilloso». Mediante esta técnica, la fantasía y la realidad se mezclan de tal forma que, llegan a conformar un todo, indistinto y aceptado por el lector como una realidad única.

Vemos un reiterado uso de la hipérbole, la repetición y la enumeración, como los medios adecuados para dar a lo fantástico visos de realidad. Ejemplos de ello son la enumeración de las hazañas del coronel Aureliano Buendía:

El coronel Aureliano Buendía promovió treinta y dos levantamientos armados y los perdió todos. Tuvo diecisiete hijos en diecisiete mujeres distintas, que fueron exterminados todos uno tras otro en una sola noche antes de que el mayor cumpliera treinta y cinco años. Escapó a catorce atentados a setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento. Sobrevivió a una carga de estricnina en el café que habría bastado para matar a un caballo.

Resalta aún más la presentación de hechos inverosímiles como asuntos cotidianos:

Amaranta no se sintió frustrada, sino por el contrario liberada de toda amargura, porque la muerte le deparó el privilegio de anunciarse con varios años de anticipación La vio un mediodía ardiente, cosiendocon ella en el corredor, poco después de que Meme se fue al colegio. La reconoció en el acto, y no había nada de pavoroso en la muerte, porque era una mujer vestida de azul con el cabello largo, de aspecto un poco anticuado, y con un cierto parecido a Pilar Ternera en la época en que las ayudaba en los oficios de cocina. Varias veces Fernanda estuvo presente y no la vio, a pesar de que era tan real, tan humana, que en alguna ocasión le pidió a Amaranta el favor de que le ensartara una aguja.

Ejemplos como este se encuentran en toda la extensión de la novela.

Estilo

Tipo de lenguaje

El lenguaje utilizado es formal, literario y culto, con algunas variaciones puestas en boca de los personajes. El tono narrativo del autor es el agente unificador en esta novela. El narrador presenta los hechos directamente, sin interpretaciones ni juicios; sin establecer diferencias entre la realidad y la fantasía con toda naturalidad.

Ejemplos de formas expresivas en Cien Años de Soledad

Narración

Úrsula tuvo que hacer un gran esfuerzo para cumplir su promesa de morirse cuando escampara. Las ráfagas de lucidez que eran tan escasas durante la lluvia, se hicieron más frecuentes a partir de agosto, cuando empezó a soplar el viento árido que sofocaba los rosales y petrificaba los pantanos, y que acabó por esparcir sobre Macondo el polvo abrasante que cubrió para siempre los oxidados techos de zinc y los almendros centenarios.

 Descripción

Rebeca, al contrario de lo que pudo esperarse, era la más bella. Tenía un cutis diáfano, unos ojos grandes y reposados, y unas manos mágicas que parecían elaborar con hilos invisibles la trama del bordado. Amaranta, la menor, era un poco sin gracia, pero tenía la distinción natural el estiramiento interior de la abuela muerta. Junto a ellas, aunque ya revelaba el impulso físico de su padre, Arcadio parecía un niño.

 Diálogo

 _No nos iremos _dijo_. Aquí nos quedamos, porque aquí hemos tenido un hijo.

Todavía no tenemos un muerto_ dijo él_. Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra.

_Si es necesario que yo me muera para que se queden aquí, me muero.

_En vez de andar pensando en tus alocadas novelerías, debes ocuparte de tus hijos_ replicó _, Míralos cómo están, abandonados a la buena de Dios, igual que los burros.

_Bueno _dijo_. Diles que vengan a ayudarme a sacar las cosas de los cajones.

Recursos literarios en Cien Años de Soledad

 Símil:

Su piel verde, su vientre redondo y tenso como un tambor, revelaban una mala salud y un hambre más viejas que ella misma.

Metáfora:

La historia de la familia era un engranaje de repeticiones irreparables, una rueda giratoria que hubiera seguido dando vueltas hasta la eternidad, de no haber sido por el desgaste progresivo e irremediable del eje.

Imágenes sensoriales

Imagen visual

Lo atormentaba la inmensa desolación con que el muerto lo había mirado desde la lluvia, la honda nostalgia con que añoraba a los vivos.

Imagen táctil

Espero a que pasara el caliente rubor de sus orejas e imprimió a su voz un sereno énfasis de madurez.

Imagen olfativa

José Arcadio la siguió buscando toda la noche en el olor de humo que ella tenía en las axilas.

Imagen auditiva

La música salió primero a borbotones, y luego en un manantial de notas enrevesadas.

Imagen gustativa

En las tardes de lluvia, bordando con un grupo de amigas en el corredor de las begonias, perdía el hilo de la conversación y una lágrima de nostalgia le salaba el paladar.

Hipérbole

Una noche, mientras Meme estaba en el baño Fernanda entró en su dormitorio por casualidad, y había tantas mariposas que apenas se podía respirar.

Humanización

Cercados por la voracidad de la naturaleza, Aureliano y Amaranta Úrsula seguían cultivando el orégano y las begonias. El resto de la casa se rindió al asedio de la destrucción.

Comentario sobre Cien Años de Soledad

Cien años de Soledad es una novela perteneciente al llamado “boom” hispanoamericano. Presenta una renovación en dos aspectos principales: la técnica narrativa y el plano de la temática.

El aspecto fundamental ya no es la denuncia, sino la creación de obras estéticas. En relación a los planos temporales, se nota un cambio drástico dado por el desorden cronológico, con múltiples alteraciones que, el lector debe reconstruir.

Los bruscos cambios de planos y las visiones panorámicas, sumergen la narración en una vorágine de sensaciones nuevas, desconocidas y sin embargo placenteras a los sentidos.

El mundo interior de los personajes se revela desde adentro, poniendo al descubierto los valores íntimos y las miserias propias del carácter humano. La angustia del hombre actual y su soledad interior, se ponen de manifiesto en esta obra, representativa de la narrativa contemporánea.

El mundo de la alucinación y los sueños, el inconsciente y lo consciente tienen amplia cabida en esta novela donde, lo natural y lo sobrenatural van de la mano en perfecta concordancia.

Bibliografía consultada

 Gullón, Ricardo. «García Márquez o el Arte de Contar».

Vargas Llosa, Mario. “García Márquez, Historia de un Deicidio”. Monte Ávila Editores. Caracas, Venezuela.

García Márquez, Gabriel. «Cien Años de Soledad». Editorial Sudamericana. Buenos Aires, Argentina.

Sambrano Urdaneta, Oscar y Milliani Domingo. «Literatura Hispanoamericana. Volumen II». Editorial Texto. Caracas. 1972,

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2 Comentarios

  1. 100 años de soledad nos hacer ver el pasado que aún existe y para nuestra fortuna convivimos y nos envolvemos en él.

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