Analizan acumulaciones de sulfuro en naufragios antiguos y sus consecuencias

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Manuel Álvarez Esteban
Romántico, en el sentido artístico de la palabra. En mi adolescencia tanto familiares como amigos me recordaban una y otra vez que era un humanista empedernido, pues pasaba el rato haciendo lo que quizás otros no tanto, creyéndome Bécquer, inmerso en mis propias fantasías artísticas, en libros y películas, deseando constantemente viajar y explorar mundo, admirado por mi pasado histórico y por las maravillosas producciones del ser humano. Por ello decidí estudiar Historia y simultanear con Historia del Arte, porque me parecía la manera más adecuada de llevar a cabo las habilidades y pasiones que me caracterizan: leer, escribir, viajar, investigar, conocer, dar a conocer, educar. La divulgación es otra de mis motivaciones, pues entiendo que no hay palabra que tenga valor real si no es porque haya sido transmitida con eficacia. Y con ello, tengo la determinación de que todo lo que haga en mi vida tenga un fin didáctico.

barco fantasma mar baltico

El Mar Báltico es una fuente inmensa de tesoros arqueológicos sumergidos, sobre todo en cuanto a antiguos navíos naufragados se refiere. Un estudio en algunos de ellos y de las acumulaciones de hierro y sulfuro que se producen en sus superficies de madera revela que estas podrían tener impactos negativos en su futura conservación en museos.

El análisis de los cascos y otras piezas de madera se ha realizado en navíos como el mercantil Fantasma o los buques de guerra el Corona, el Espada o el Vasa. Se trata de material arqueológico de gran valor y relevancia para la investigación histórica, por lo que requiere una protección especial, más teniendo en cuenta que hablamos de tesoros sumergidos.

Bajo el agua, las formaciones de hierro y ácido de sulfuro sobre las partes de madera del barco son producto de un proceso natural, pero generan problemas a la hora de plantear la futura conservación de los mismos en museos, así como la propia extracción de los naufragios del fondo marino.

En el caso del Vasa, el equipo de investigación encontró restos de estos elementos químicos que hacen peligrar el estado de conservación del navío. Por su parte, el Fantasmamercantil del siglo XVII, aunque en niveles menores, presenta problemas similares, ante los cuales se está desarrollando un plan de conservación a largo plazo.

«Pero no podemos estar tan seguros hasta que hayamos hecho algunos análisis más», comentaba  Yvonne Fors, del Departamento de Conservación de la Universidad de Gotemburgo, en referencia a los niveles en teoría poco significativos de componentes agresivos en el Fantasma. «Cuanto más sepamos acerca de la composición química de la madera, mejor se podrán preparar los esfuerzos de conservación».

También se prevé la extracción de otros como los barcos de guerra real el Corona y el Espada, que se hundieron durante la misma batalla en 1676. El primero presenta mayores concentraciones de hierro y sulfuro que el Fantasma, pero es el Espada quien está más expuesto alcanzando los niveles más altos de estos agentes abrasivos en comparación con el resto.

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