Arqueólogos descubren restos de dos especies animales extintas en México

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Durante la reciente temporada de campo del Proyecto Arqueológico Subacuático Hoyo Negro, Tulum, Quintana Roo, realizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), arqueólogos subacuáticos recuperaron el sinsacro de un perezoso gigante, una estalagmita y 500 gramos de materiales diversos con más de 10,000 años de antigüedad y además fueron encontraron dos nuevos especímenes de animales para estudios en laboratorio.

Al hablar acerca de estos avances, dados a conocer en el marco de la campaña de difusión “Contigo en la Distancia”, de la Secretaría de Cultura, la arqueóloga Helena Barba Meinecke, investigadora responsable de la Oficina Península de Yucatán de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS), señaló que también se recuperaron muestras de material orgánico y restos óseos de animales que cayeron en la trampa natural que fue Hoyo Negro, durante el Pleistoceno Tardío.

El estudio y análisis de estos materiales, recuperados en noviembre de 2019, permitirá enriquecer la información que se tiene respecto a cómo era el paleoclima en esta península hace más de 10,000 años, así como conocer sobre la dieta y el patrón de movilidad tanto de la fauna y megafauna, así como del grupo al cual pertenecía “Naia”, nombre con el que se conoce al único esqueleto humano encontrado en este sitio, el cual corresponde a una joven que vivió hace casi 13,000 años, y murió cuando tenía entre 15 y 17 años de edad.

El proyecto fue creado y co-coordinado por la arqueóloga Pilar Luna Erreguerena (1944-2020) en 2011, junto con los doctores James C. Chatters y Dominique Rissolo, y los buzos científicos Alberto Nava Blank y Robert Chávez Arce. Al evocar a su fundadora, fallecida el pasado 15 de marzo, Helena Barba recuerda: “Pilar quería que se continuara la misma línea de trabajo científico con la cual fundó el proyecto; desarrollando investigaciones rigurosas que incorporaran a los más destacados especialistas de México y el extranjero”.

Ayudados por la reconstrucción a través de modelos 3D de Hoyo Negro y del sistema de túneles que conducen al sitio, elaborados por los espeleobuzos Alberto Nava, Roberto Chávez, Alejandro Álvarez y Samuel Meacham, los especialistas identificaron dos nuevas especies, un reptil y un felino de talla pequeña —sobre las cuales se profundizará en el futuro cercano—, que elevan a 17 el número de especies animales, extintas y existentes, descubiertas hasta ahora.

A este hallazgo se suma la recuperación de restos óseos de varias especies de perezosos gigantes y osos de cara corta. El doctor Blaine Schubert, paleontólogo principal del proyecto, señaló que es la primera vez que se logran extraer restos de este tipo de oso, lo mismo que un cráneo de puercoespín arborícola, identificado por el doctor Josh Daniels, quien descubrió que es mucho más grande que las especies mexicanas conocidas y el primer fósil de este tipo reportado jamás para el Pleistoceno en México.

Ambos especialistas pertenecen al Centro de Excelencia en Paleontología de la Universidad Estatal de Tennessee del Este, donde se encuentra la mayoría de los materiales recuperados, a fin de ser sometidos a diversos estudios y análisis; otros especímenes son estudiados en el laboratorio DirectAMS, en Bothell, Washington.

Durante los trabajos de 2019, también se recuperaron restos óseos de tigre dientes de sable, gonfoterio, tapir, pecarí, cánido y tlacuache; y se logró extraer esmalte de dientes de tres herbívoros gigantes: gonfoterio de tierras altas, tapir y pecarí de collar; así como una estalagmita, fragmentos de carbón y guano de murciélago, dentro del cual se encontraron semillas de palma. El análisis y estudio de estos últimos ayudará en la investigación paleoecológica.

Destaca la extracción del sinsacro del perezoso terrestre (Nohochichak xibalbahkah), el cual constituye una especie y género nuevo; el espécimen recuperado servirá como elemento de referencia al equipo multidisciplinario. Este complejo proceso de registro y recuperación fue filmado en su totalidad. El sinsacro permanece resguardado en el Laboratorio de Arqueozoología de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH, bajo la responsabilidad del Dr. Joaquín Arroyo Cabrales.

Vía INAH

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