Entre los años 524 y 525 d.C., se construyó esta gran iglesia bajo los auspicios de Anicia Juliana, una importante princesa romana del período de Justino I, utilizando esta edificación para mostrar su imponente linaje imperial.
Era la más grande de la ciudad en su época y quizás, el prototipo de la basílica abovedada que fue el sello de la Santa Sofía, la más famosa iglesia construida en Estambul convertida luego en una mezquita.
Entre los hallazgos más importantes con los que ha dado la excavación, resalta el de una estatua masculina, observándose su torso datándose en el período tardorromano entre los siglos III y IV d.C.
Anteriormente bajo esta iglesia, se había hallado un túnel donde se encontraron más de seiscientas monedas, piezas de cerámica y mármol, además de lámparas, botellas de vino, etc.