Arqueólogos investigan la leyenda de Naymlap

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María Santiago
Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, desde pequeña me he sentido atraída por el mundo de la información y la producción audiovisual. Pasión por informar y ser informada de cuanto acontece en cada rincón del planeta. Asimismo, gusto por formar parte en la creación de un producto audiovisual que posteriormente entretendrá o informará a la gente. Entre mis intereses se encuentran el cine, la fotografía, el medio ambiente y, ante todo, la historia. Considero fundamental conocer el origen de la cosas para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Interés especial en curiosidades, misterios y sucesos anecdóticos de nuestra historia.

Mucho antes de que los españoles llegaran a Perú en 1530 y trajeran con ellos una lengua escrita con la que recordar la historia, las leyendas sobre el antiguo Perú habían pasado a lo largo de generaciones por vía oral a ‘historiadores’, quienes estaban capacitados para contar esas historias tranquilamente sobre héroes y villanos míticos.

La más colorida de esas historias era la leyenda de Naymlap, el temido fundador de una dinastía que duraría siglos y que supuestamente gobernó el Valle Lambayeque en el norte de Perú.

Como cuenta la leyenda, Naymlap llegó con una amplia flota de balsas en las que iba su séquito, incluyendo su esposa principal y numerosas concubinas. También trajo consigo un ídolo hecho de piedra verde y construyó un palacio donde se instaló. En su corte había un trompetista que tocaba a través de conchas, lo que era muy apreciado por los indios, un sirviente que dispersaba polvo de concha pulverizada allí donde Naymlap pisaba y sirvientes que atendían todas sus necesidades, desde el baño oficial hasta guardar sus camisas de plumas.

Figura de un mural encontrada en la zona de excavación

Durante su largo reinado, continúa el cuento, la gente vivió feliz en paz hasta su muerte, mantenida en secreto por sus sirvientes, quienes por temor a que sus seguidores se enteraran de que su venerado líder había sucumbido ante este destino humano, le enterraron en la misma habitación donde había vivido. Debido a su misteriosa desaparición, muchos se sus seguidores abandonaron sus casas para encontrarle.

La antigua búsqueda de Naymlap fue relanzada en los tiempos modernos por un arqueólogo internacional de la UCLA, que en 1980, para determinar dónde podría haber tenido lugar la historia realmente, excavó en dos sitios adyacentes al Valle Lambayeque: Chotuna y Chornancap.

Las revelaciones de Christopher Donna sobre la leyenda y sus búsquedas en los dos lugares están detalladas en un libro de 268 páginas publicado por el Instituto Cotsen de Prensa Arqueológica de la UCLA: ‘Chotuna y Chornancap: Excavando una antigua leyenda peruana’.

Tratamos de probar la validez de la leyenda a través de excavaciones arqueológicas”, explica Donnan, un emérito profesor de arqueología que ha hecho los mayores descubrimientos de tumbas y otros yacimientos importantes de la antigua civilización en Perú, la Moche, a lo largo de sus 40 años de carrera como arqueólogo. “Mi esperanza era que se pudiera sugerir que Naymlap fue Moche, mi principal campo de interés”.

Pero después de tres temporadas en los yacimientos, ningún fragmento de cerámica moche ha sido desenterrado. Aun así, Donnan y su equipo de estudiantes y arqueólogos de la UCLA encontraron un grupo de cerámicas, tumbas, coloridos murales y otros materiales en un área que alguna vez fue la ubicación de viviendas, pirámides, palacios, recintos amurallados y un sitio lleno que llamaron ‘Cuadrángulo de Artesanos’, un lugar donde se llevó a cabo la metalurgia.

En otras palabras, afirma en arqueólogo, “lo que hemos encontrado encaja perfectamente con la leyenda”.

Donnan dice que la leyenda le ha fascinado durante años fue escrita por primera vez por Miguel Cabello de Balboa en 1586, algo más de 50 años después de que los españoles conquistaran el Imperio Incay tuviera lugar el Perú colonial.

Bloques erosionados

Es una historia maravillosa”, dice Donnan acerca de la leyenda que termina nueve generaciones después con la caída de Fempellec, el último en la línea de sucesión de Naymlap. Fempellec aparentemente trató de mover el ídolo verde fuera del palacio pero fue interceptado por el demonio que se le apareció en la forma de una bella seductora. Habiendo consumado su unión, una terrible lluvia comenzó a caer, inundando el valle por 30 días, lo que le siguió con un año de hambre y esterilidad. Los vasallos de Irate capturaron a Fempellec, ataron sus pies y manos y le tiraron al Océano Pacífico, cerrando la dinastía que Naymlap había fundado.

Cautivado por la leyenda y tanteando la posibilidad de que las tradiciones orales tuvieran alguna validez histórica, Donnan compartió sus pensamientos en una conversación durante una cena en 1979 con Bill Lucas, el director del Museo Fowler de Historia Cultural y un arqueólogo amateur.

Me interrogó largo y tendido acerca de la posibilidad de poner a prueba la validez de la leyenda a través de excavaciones arqueológicas”, recalca Donnan. “Cuanto más hablábamos, más intriga tenía la idea. Para el final de la noche, habíamos elaborado un plan para tres temporadas de trabajo de campo” a lo largo de tres años. Los fondos procedentes de National Geographic lo hicieron realidad.

La idea no era probar o desmentir que Naymlap existió, explica Donnan. Esto no habría sido posible. “Si tu piensas dónde estaba Camelot, y organizas una excavación de tres años en un lugar, ¿como sabrías que el rey Arturo fue real o que vivió allí? Incluso si encuentras una gran mesa redonda, podrías ser capaz de decir ‘¿Esto es Camelot?’”. No ciertamente, dice el arqueólogo.

Pero al final, las excavaciones de Donnan muestran evidencia de que la leyenda podría haber sido real y que los lugares podrían ser donde se dice que Naymlap y sus sucesores habían gobernado.

Las pruebas del carbono datan las construcciones más tempranas hacia el 650-700 antes de Cristo. Excavando hasta la capa más baja que mostraba vida humana, los investigadores descubrieron estructuras hechas de bloques de adobe. Debido a que los constructores utilizaban bloques de tres formas diferentes al mismo tiempo, los bloques dan a los arqueólogos una idea acerca de las fechas de construcción. Los bloques de los periodos anteriores muestran señales de erosión causadas por inundaciones.

Todo ello corresponde a los periodos durante los que gobernaron los sucesores de Naymlap. “Es una extraña correlación”, dice Donnan. “No se ha encontrado nada que indique que la leyenda no se aplica a Chotuna y Chornancap. Pero, por supuesto, esto no prueba que la leyenda sea real”.

Los arqueólogos de campo no pueden confirmar o desmentir la validez de las leyendas, mitos y tradiciones orales, afirma Donnan, que ha instado a sus colegas arqueólogos para que no se descarte la tradición oral y los alentó a usarlos en la elaboración de sus teorías. “Pueden ofrecer ideas importantes que pueden ayudar al análisis”.

Hoy, la excavación en Chotuna y Chornancap está siendo llevada por arqueólogos peruanos, que han estado cavando de forma continua desde 2006. Cuando Donnan va de visita, le tratan como un héroe popular al el primer explorador de la zona y luchan para hacerse fotos con él. “Algunos de los estudiantes jóvenes no se creen que aun esté vivo”, dijo con una sonrisa.

Mientras que nadie ha hecho ningún progreso para validar la leyenda de Naymlap, se ha erigido un lugar como museo en Chotuna donde los visitantes pueden ver lo que se ha encontrado y aprender más sobre la leyenda de Naymlap. “Es maravilloso”, dice Donnan. “Siempre tuve la esperanza de que algún día otros arqueólogos continuaran el trabajo que empecé”.

 

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