Biografía de Silvio Sulpicio Galba

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María Santiago
Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, desde pequeña me he sentido atraída por el mundo de la información y la producción audiovisual. Pasión por informar y ser informada de cuanto acontece en cada rincón del planeta. Asimismo, gusto por formar parte en la creación de un producto audiovisual que posteriormente entretendrá o informará a la gente. Entre mis intereses se encuentran el cine, la fotografía, el medio ambiente y, ante todo, la historia. Considero fundamental conocer el origen de la cosas para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Interés especial en curiosidades, misterios y sucesos anecdóticos de nuestra historia.

Gracias a las actuales series de televisión, el pretor Silvio Sulpicio Galba se ha convertido en un personaje bastante conocido. Pero, ¿quién fue? ¿Qué hizo? Nació en el año 190 antes de Cristo en Roma. Apenas hay información sobre sus primeros años de vida, pero se cree que tuvo una buena educación, ya que su familia era patricia, de la alta sociedad romana. Cuando alcanzó la edad adecuada, empezó a instruirse militarmente. Comenzó desde lo más bajo pero, gracias a su estatus social, consiguió ascender con rapidez en la jerarquía militar.

Silvio Sulpicio Galba

En el año 151 antes de Cristo, el Senado le nombró pretor. Gracias a este nombramiento, recibía bajo su mando a aquellas legiones que se hallaban instaladas en la provincia de Ulterior en Hispania. Allí debía de enfrentarse a los lusitanos, que habían osado enfrentarse a la autoridad de roma desde hacía unos años a pesar de que su antecesor, Atilio Serrano, había firmado la paz con ellos.

Nada más llegar a Hispania, se dirigió hacia las tierras donde se estaban llevando a cabo las revueltas. En un principio tuvo grandes éxitos, aumentando así su prestigio en la capital, pero su racha de victorias se vio truncada cuando sufrió una grave derrota en la que perdió cerca de mil hombres. Tuvo que retirarse hacia la ciudad de Carmona.

Allí planeó como tratar de controlar la situación. Reorganizó a sus tropas y las preparó para un nuevo ataque contra los rebeldes junto con la ayuda del pretor de la provincia Citerior, Lucio Licinio Lúculo, quien no dudó en prestarle ayuda. Juntos lucharon contra los lusitanos, devastando todo lo que encontraban a su paso hasta que fueron de nuevo derrotados, lo que les obligó a negociar.

Galba se había fijado en la situación de pobreza en que vivía el pueblo lusitano. Como no quería firmar la paz, decidió usar esto a su favor, de manera que en las negociaciones de paz prometió entregarles tierras fértiles. Los lusitanos aceptaron ante estas promesas y abandonaron sus hogares para ir hacia las tierras que Galba les había prometido.

Una vez llegaron al lugar acordado, entregaron sus armas y se dividieron en tres grupos que fueron conducidos hacía un lugar cercano. Allí Galba ordenó a sus hombres acabar con todos los lusitanos exceptuando a un pequeño grupo, ya que quería sacarse un dinero vendiéndolos como esclavos. Según se cuenta, el propio Viriato se encontraba entre los supervivientes. No se sabe con exactitud la cifra de víctimas de la masacre, pero se cuentan por miles.

Lusitania

Finalizada su misión, decidió volver a Roma. Allí el Senado cuestionó su actitud con los lusitanos, considerándola deshonrosa y cruel, por lo que decidieron abrir una causa judicial contra él en el año 149 antes de Cristo. Hay varias teorías sobre lo que sucedió con el juicio en el Senado. Por un lado, se le atacó desde la tribuna por la extremada crueldad de la que había hecho gala. Galba asumió toda la responsabilidad y encomendó el cuidado de sus hijos a un pariente. Este hecho ablandó a los miembros de la cámara, de manera que en lugar de ser condenado por sus crímenes obtuvo la absolución.

La otra teoría que hay es que debido a la enorme riqueza que había acumulado durante las incursiones en tierras lusitanas, pudo ganarse el favor de los jueces gracias a cuantiosas cantidades de dinero.

Lo que sí que se sabe es que a pesar del escándalo causado por el juicio, la carrera el pretor siguió como si nada hubiese sucedido. De hecho, fue nombrado cónsul en el año 144 antes de Cristo. Intentó regresar a Hispania para hacerse cargo de los enfrentamientos que se estaban llevando a cabo contra los lusitanos, pero gracias a la intervención del censor Escipión Emiliano debió quedarse en Roma.

Gracias a esta decisión, Galba debió permanecer en el Senado. Destacó gracias a su carisma y habilidad como orador. Falleció en el año 135 antes de Cristo en Roma.

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