En la actual Irak se ubica una de las ciudades más legendarias de la historia asiria, que fungió como la capital de este territorio durante varios siglos, erigiéndose allí un zigurat en honor a Enlil, construido entre 1800 a 1750 a.C., en el que un grupo de arqueólogos encontró varias cuentas de ámbar.
Estos hallazgos se realizaron hace casi 100 años, encontrándose a su vez, restos de conchas, cerámica, vidrio, bajo la primera capa de adobe; no obstante, las cuentas de ámbar nunca habían sido analizadas hasta hace poco.
Un estudio de alta tecnología sobre las piedras de ámbar señala que provienen del Báltico, o el Mar del Norte, convirtiéndose en los restos de esta piedra, más distantes de la región báltica y los más antiguos en esta zona de Asia.
La rareza de este hallazgo, reside en el hecho de que el ámbar ampliamente utilizado por las culturas Unetice y Wessex, no permitían que se intercambiara este material, al menos hasta el 1500 a.C., cuando las restricciones fueron levantadas.