Cuestionan la “relación” entre la punta de lanza de la Cova des Pas de Menorca y las armas de bronce de la Ría de Huelva

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Fernando Barroso Vargas
Periodista de Europa Press, colaborador de "Sevillanos de Guardia" en Onda Cero Radio y escritor colaborador en MRN Aljarafe.

Menorca está grabada en el imaginario colectivo por sus paradisíacas calas y playas de arena blanca y aguas cristalinas.

No en vano, la isla cuenta con más de 70 playas y a sus lugares de ensueño se une su reconocimiento como Reserva de la Biosfera,  por su alto nivel de compatibilidad entre las actividades económicas, el consumo de recursos y la conservación de su patrimonio y de la extraordinaria calidad de su paisaje mediterráneo.

Pero los atractivos de esta isla van mucho más allá del turismo de sol y playa, como queda de relieve en la candidatura de su cultura talayótica a la preciada declaración de Patrimonio Mundial de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en inglés).

La candidatura, titulada  “Una odisea ciclópea insular”, será debatida en el Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco de 2022 y se sustenta en los vestigios prehistóricos de piedra encajada “en seco” que pueblan Menorca.

Se trata principalmente de los talayots, construcciones troncocónicas que dan nombre genérico a esta arquitectura; los recintos de taula con sus espectaculares monolitos coronados por una piedra plana horizontal; las navetas de enterramiento colectivo y las monumentales casas circulares. 

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Vestigios de la arquitectura talayótica. Crédito: Ceroeurosproducciones.

Hablamos así de la arquitectura promovida en la isla desde aproximadamente el año 1.600 antes de la era actual, cuando habría comenzado la construcción de estas edificaciones de tipo ciclópeo, hasta el ocaso de la misma en torno al año 123 previo a nuestra era, coincidiendo con el inicio de la romanización de Menorca.

Entre los 280 vestigios prehistóricos o lugares abarcados por la candidatura figura por cierto la Cova des Pas, objeto de una investigación acometida por miembros de la Universitat de les Illes Balears y de la Universitat de Barcelona y publicada en 2019 por la revista Trabajos de Prehistoria, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Dicha investigación se titula ‘Caracterización isotópica y elemental de los metales de Cova des Pas. Una necrópolis de transición del Bronce Final al Hierro’, y gira en torno a los objetos metálicos descubiertos en el mencionado encave menorquín.

Los autores de este trabajo exponen en el mismo que la Cova des Pas es una covacha situada en el municipio de Ferreries, en la pared sudeste del barranco de Trebalúger, rememorando que fruto de las excavaciones arqueológicas acometidas en 2005 y 2006, “se comprobó que se trataba de una necrópolis colectiva de un momento concreto de la transición del Bronce Final al Hierro I, que albergaba un mínimo de 66 individuos inhumados”.

El «excepcional yacimiento» de Cova des Pas

“Lo excepcional de este yacimiento es la buena conservación de algunos elementos biológicos humanos de naturaleza no ósea”, indican estos investigadores, detallando que en la Cova des Pas fueron descubiertos restos de “tejido muscular, cabello e incluso restos de coprolitos en la cavidad torácica de uno de los individuos”.

Este enclave, según precisa el estudio, habría acogido enterramientos aproximadamente entre los años 900 y 800 antes de la era actual, durante una etapa “de transición de la cultura de las navetas” al periodo talayótico con la conformación de los poblados en torno a las “estructuras turriformes conocidas popularmente como talayots”.

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Arquitectura talayótica Menorca. Crédito: Ceroeurosproducciones.

En este contexto, esta investigación se centra en los “objetos metálicos” rescatados en la Cova des Pas.

En ese conjunto de objetos metálicos figuran, en concreto, una serie de anillas de estaño, 17 de ellas “enteras” y el resto fragmentadas; 27 piezas de bronce entre las que destacan “cuatro brazaletes en buen estado de conservación”, uno de ellos hallado “rodeando los huesos del antebrazo” del individuo al que estaba asociado; una punta de lanza; “cuentas de diversas tipologías”; un alfiler en la parte posterior del cráneo de un individuo “de unos dos años”, interpretado como “parte de su tocado”; una espiral de alambre de bronce, 11 fragmentos más de posibles espirales similares y, por último, una lámina de bronce.

La «peculiar» punta de lanza

Con relación a la mencionada punta de lanza, los autores de este trabajo precisan que “su ancha hoja amigdaloide le da una forma muy peculiar”.

“Su sección es levemente octogonal  con dos orificios en sendos lados por los que situar el pasador para fijarla a un asta de madera”, describen estos investigadores señalando igualmente que las aletas de la pieza “se cortan en la base en forma diagonal y están algo desviadas del eje del nervio central”.

En este punto de su estudio, estos autores rememoran las publicaciones que relacionan esta punta de lanza con las del depósito de la Ría de Huelva, en alusión al conjunto de más de 400 piezas de bronce descubierto en 1923 en la ría onubense con motivo del dragado de la misma. 

Armas de la Ría de Huelva. Crédito: Fernando Barroso

Este conjunto constituye, según el Museo Nacional de Arqueología, donde es posible admirarlo, “el más abundante e interesante depósito de armas de la península Ibérica”, dado que aproximadamente el 80 por ciento de las piezas recuperadas eran armas.

En este espectacular arsenal de bronce destacaban especialmente “90 ejemplares completos de puntas de lanza” y 78 espadas enteras, así como “varios fragmentos de otras” espadas pertenecientes al tipo denominado como “lengua de carpa, de gran eficacia defensiva y hallado frecuentemente en yacimientos del Bronce Final Atlántico”.

No ven «clara la relación»

Al respecto, estos investigadores exponen que si bien la cronología de las puntas de lanza del depósito de bronce de la Ría de Huelva, fijada entre los años 1207 y 811 previos a la era actual, “coincidiría perfectamente con la (datación) propuesta para la Cova des Pas”, no estaría “clara la relación” entre el arsenal broncíneo onubense y la pieza de Menorca.

Arsenal encontrado en la Ría de Huelva. Crédito: Fernando Barroso

Indicando que “el depósito de la Ría de Huelva contiene puntas de lanza de gran diversidad tipológica”, precisan que “el sistema de enmangue tubular” de la punta de lanza de la Cova des Pas “es habitual en  la cronología” aludida, extremo por el cual ponen en duda la citada relación.

En paralelo, el equipo de expertos destaca el “extraordinario parecido” de esta pieza con la punta de lanza descubierta en la cueva número nueve de Cales Coves, un enclave situado en el municipio menorquín de Alayor y también incluido en la candidatura de la cultura talayótica al Patrimonio Mundial, por la “forma y dimensiones” que comparten ambas piezas.

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Cueva de Cales Coves. Crédito: Ceroeurosproducciones

Es más, incluso sugieren que ambas puntas de lanza “podrían haber sido fabricadas con el mismo molde”, porque “comparten un mismo defecto atribuible al diseño del molde: la desviación de las aletas respecto al eje central del nervio”.

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