De la II República Francesa a la dictadura de Luis Napoleón

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Víctor Muñoz Fernández
Apasionado por la Historia, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Desde pequeño le encantaba la Historia y acabó por explorar sobre todo los siglos XVIII, XIX y XX.
revoluciones 1848
Las Revoluciones de 1848 en Francia

La Revolución de 1848 en Francia trajo como consecuencia directa la abdicación de Luis Felipe y el fin de la monarquía burguesa establecida en 1830. Tras la proclamación de la II República Francesa, se articuló un gobierno provisional. Este se reunió en el Palais Bourbon, sede del parlamento, y estaba compuesto por Lamartine, Arago, Dupont d l’Eure, Garnier-Pagés, Marie, Cremieux, Louis Blanc, Armand Marrast, Ferdinand Flocon y el obrero Albert. Todos ellos provenían de una lista electoral elaborada por el periódico republicano Le National.

La nota común de todos los delegados era su republicanismo, que variaba en función de cada uno, por lo que se recogieron todas las tendencias políticas de la época. La labor del gabinete provisional fue la de dar contenido a la nueva república, por lo que elaboraron una serie de disposiciones. Entre ellas, se encontraron el sufragio universal, la libertad de asociación y prensa, la abolición de la pena de muerte por delitos políticos, la anulación de los títulos nobiliarios, la supresión de la esclavitud en las colonias y del encarcelamiento por deudas. La influencia de los socialistas Blanc y Albert hizo que se recogiesen algunas propuestas, como la implantación de los Talleres Nacionales y la limitación de la jornada laboral a 10 horas.

No obstante, el entusiasmo de este nuevo gobierno y de todos los que le apoyaban se rompió al ver la delicada situación económica en la que estaba sumida el país. Los Talleres Nacionales, que eran talleres donde se pagaban 2 francos por realizar tareas sin utilidad ni finalidad alguna, resultaron ser un lastre para la economía francesa, por lo que tuvieron que ser cancelados. Pero el problema no sólo se limitó a un cierre de los talleres, sino que hubo que subir los impuestos para intentar frenar el agujero financiero. Esto, sumado al creciente desempleo, empezó a generar un profundo descontento entre la población.

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Por otra parte, las elecciones para formar una Asamblea Constituyente, dieron como vencedores a los moderados, de forma que se configuró una república burguesa y moderada. El nuevo ejecutivo se impuso a las fuerzas sociales de socialistas y obreros que habían dado carácter a las jornadas de febrero. Las protestas y las rebeliones de los socialistas se fueron sucediendo en las llamadas “jornadas de junio”, del 23 al 26, pero fueron reprimidas por el general Cavaignac. La Asamblea no quitó a Cavaignac del poder ejecutivo pero sí que dictaminó que los 4.000 insurrectos que habían sido arrestados, fuesen deportados a Argelia. Al mismo tiempo, Proudhon defendió las doctrinas socialistas ante la cámara, pero fue ampliamente criticado.

La Constitución de 1848 dejó patente que a la monarquía burguesa de Luis Felipe le había sustituido una república burguesa, ya que era una carta magna que defendía los intereses de la burguesía. Además, establecía que el poder legislativo residiría en una Asamblea integrada por 750 miembros elegidos por sufragio universal, mientras que el ejecutivo estaría liderado por un presidente que sería votado de la misma forma.

Las elecciones no tardaron en celebrarse. Hubo dos candidatos que se enfrentaron: el general Cavaignac y Luis Napoleón Bonaparte, sobrino del antiguo emperador. Los electores se decantaron por Luis Napoleón, ya que era más conocido debido a las disputas que mantuvo con Luis Felipe y por la publicación de unos manifiestos donde defendía las nacionalidades y el mejoramiento de las clases más necesitadas. Más de cinco millones de votos respaldaron la candidatura de Luis Napoleón, frente al medio millón de la de Cavaignac.

A partir de ese momento, la república moderada cambió radicalmente y pasó a ser un régimen conservador, donde la burguesía conservadora y aliada al bonapartismo fueron los mayores beneficiados. La nueva Asamblea votó favorablemente las leyes restrictivas del sufragio universal, de la libertad de prensa y de reunión.

En poco tiempo, todo se vino abajo, ya que la Asamblea se enfrentó al poder ejecutivo. Pero Luis Napoleón se presentó como la única garantía capaz de restablecer el orden y dio el 2 de diciembre de 1851 el golpe de estado que puso fin a la II República Francesa. El 20 de diciembre convocó un referéndum en el que el pueblo habría de decidir si le concedían el poder necesario para “establecer una nueva constitución”. El resultado fue devastador: 7 millones de personas votaron a favor. Este resultado posibilitó a Napoleón instaurar primero una dictadura y, posteriormente, el II Imperio Francés.

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