Un equipo internacional de paleontólogos liderado por el profesor Robert Reisz, de la Universidad de Toronto, han desenterrado una cama de huesos del Jurásico Temprano de embriones fosilizados de dinosaurios y cáscaras de huevo en el Condado Lufeng (China).
Hay más de 200 huesos desarticulados de embriones en diferentes etapas de crecimiento con una antigüedad de entre los 190 a los 197 millones de años, lo que los convierte en los embriones de dinosaurios más antiguos que se han descubierto jamás.
En 2005, el equipo de Robert Reisz encontró un criadero de dinosaurios Massospondylus fosilizados en el sur de África, con una antigüedad de 190 millones de años que, hasta el descubrimiento de Lufeng, tenían el record de los embriones más antiguos jamás descubiertos.
Al igual que los embriones sudafricanos, estos también son del tipo “sauropodomorfo”, probablemente de los Lufengosaurus, herbívoros de cuello largo. A diferencia de los fósiles Massospondylus, en el descubrimiento de Lufeng no había huevos y nidos intactos, sino huesos y cáscaras de huevo rotas. Esto ha proporcionado a los investigadores una oportunidad extremadamente valiosa para estudiar la embriología de los dinosaurios mediante el examen de los tejidos del hueso a nivel celular, ya que no podían hacer mucho cuando los embriones seguían encerrados en sus huevos.
El criadero fue descubierto por primera vez hace tres años por Timothy Huang, un químico profesional y arqueólogo aficionado. El sitio ha sido completamente excavado en un área de tres metros cuadrados, donde encontraron los 200 huesos. Ya que los embriones no se encuentran todos en la misma etapa de desarrollo, este lugar no fue un solo nido. Los investigadores creen que la zona estuvo hace tiempo cerca del agua, ya que los “sauropodomorfos” a menudo ponían sus huevos junto al agua, pero posiblemente se inundó, lo que provocó que los huevos se rompieran.
Tras el análisis, los científicos encontraron 20 fémures diferentes de los embriones. El equipo se centró en el cuarto trocánter, una proyección ósea de los músculos de las piernas para sujetar el hueso al músculo y encontraron que, en los Lufengosaurus, este proceso se desarrollaba muy rápidamente en los huevos, al igual que las aves y los mamíferos modernos y no los reptiles actuales, que son más lentos. También descubrieron que el crecimiento radial del fémur fue asimétrico en la mayor parte del cuarto trocánter, lo que sugiere que los pequeños estaban dando patadas dentro de los huevos.
Estas muestras de tejido óseo proporcionan los ejemplos más antiguos de material orgánico complejo de un vertebrado terrestre conservados in situ. El descubrimiento puede dar a los paleontólogos toda una nueva área de estudio en la que centrarse en el futuro.