Entre 1621 a 1629 Suecia y Lituania se habían enfrascado en una larga guerra, ordenando el rey sueco Gustavus Adolphus la creación de un poderoso barco de guerra llamado Vasa, el cual terminó hundiéndose por algunos desperfectos, muriendo al naufragar unas treinta personas.
El hallazgo de este barco se realizó en 1961, donde se recuperaron numerosas muestras de huesos de los tripulantes fallecidos, las cuales fueron sometidas a diferentes estudios desde el año 2004, en un trabajo conjunto entre la Universidad de Uppsala y el Museo Vasa ambos con sede en Suecia.
El esqueleto conocido como G que anteriormente se pensaba era de un hombre, fue sometido a varios procedimientos osteológicos los cuales determinaron que en realidad se trataba de una mujer, aunque ya los científicos sospechaban de ello cuando observaron su pelvis, logrando determinarse la veracidad de sus sospechas.
Las conclusiones del estudio se basan en una nueva forma de estudiar los huesos, concentrándose en responder cuestiones específicas, observando que su procedimiento funciona y ofrecerá mayores datos sobre todas estas personas.
Los científicos podrán determinar color de cabello, ojos, si tenían predisposición a las enfermedades, que patologías padecían, además de conocer gran variedad de datos sobre sus orígenes.
Este nuevo enfoque osteológico no solo servirá en el caso del estudio de huesos antiguos, sino que también serán muy útiles en las investigaciones forenses de la actualidad.