Descubren el esqueleto de una mujer en un barco sueco del siglo XVII

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Leopoldo Ágreda Lovera
Nací en Mérida, un estado andino de Venezuela pero me crié en Caracas la ciudad donde crecí, observando el Ávila y haciéndome las preguntas más importantes sobre la vida, la sociedad y el universo, rodeado de árboles y el sabor agridulce de toda gran ciudad. En el trayecto de mi vida, conocí las calles y sus gentes, las cuales me ayudaron a formarme un mejor criterio de la existencia humana y las ciencias sociales, para luego estudiar en la Universidad Central de Venezuela, donde me he formado como historiador y pensador social. La lectura es uno de mis grandes vínculos con el pasado y la esencia de la humanidad, ya que como dijo Descartes, leer es como tener una conversación con las grandes mentes de la historia; el ajedrez es otra de mis grandes pasiones, ya que me ha ayudado a desarrollar una mejor comprensión de la vida, que junto a la música, forman los tres pilares de mis gustos actuales. Soy familiar, amante de la naturaleza y los animales, porque en ellos ves la esencia de la filosofía y de Dios.

Entre 1621 a 1629 Suecia y Lituania se habían enfrascado en una larga guerra, ordenando el rey sueco Gustavus Adolphus la creación de un poderoso barco de guerra llamado Vasa, el cual terminó hundiéndose por algunos desperfectos, muriendo al naufragar unas treinta personas.

El hallazgo de este barco se realizó en 1961, donde se recuperaron numerosas muestras de huesos de los tripulantes fallecidos, las cuales fueron sometidas a diferentes estudios desde el año 2004, en un trabajo conjunto entre la Universidad de Uppsala y el Museo Vasa ambos con sede en Suecia.

El esqueleto conocido como G que anteriormente se pensaba era de un hombre, fue sometido a varios procedimientos osteológicos los cuales determinaron que en realidad se trataba de una mujer, aunque ya los científicos sospechaban de ello cuando observaron su pelvis, logrando determinarse la veracidad de sus sospechas.

Las conclusiones del estudio se basan en una nueva forma de estudiar los huesos, concentrándose en responder cuestiones específicas, observando que su procedimiento funciona y ofrecerá mayores datos sobre todas estas personas.

Los científicos podrán determinar color de cabello, ojos, si tenían predisposición a las enfermedades, que patologías padecían, además de conocer gran variedad de datos sobre sus orígenes.

Este nuevo enfoque osteológico no solo servirá en el caso del estudio de huesos antiguos, sino que también serán muy útiles en las investigaciones forenses de la actualidad.

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