Descubren lavaojos de 2.100 años de antigüedad

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Marcelo Ferrando Castro
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Unas excavaciones realizadas en un naufragio acaecido probablemente entre los años 140 a 130 a.C., que fue descubierto por primera vez en 1974 frente a la costa de la Toscana, cerca de la ciudad etrusca de Populonia, han dado como resultado el descubrimiento de una amplia colección de artículos que se comerciaban por todo el Mediterráneo.

Cilindros medicinales encontrados en el naufragio
Cilindros medicinales encontrados en el naufragio

Dentro del pequeño navío (que a lo sumo mide unos 18 metros de largo y 3 metros de ancho) se han hallado varias piezas de interés arqueológico: cuencos de cristal sirio, cerámica de Pérgamo, ánforas de vino de Rodas, lámparas de Éfeso, monedas, vasos de plomo y otros bienes de consumo.

Sin embargo, hay un descubrimiento que destaca por encima del resto: una gran cantidad de equipos médicos. Cilindros de estaño llamados pyxes (píxides), un mortero de piedra, una sonda de hierro y una vasija de bronce que era utilizada en sangrías o para aplicar aire caliente en diferentes partes del cuerpo, fueron algunos de los materiales encontrados dentro de una caja de madera sellada con una cerradura de hierro.

Dentro de la píxide de estaño se halló un tesoro arqueológico poco común: cinco discos comprimidos, apilados unos encima de otros formando una pequeña columna. A pesar de haber pasado unos 2120 años en el fondo marino del Golfo de Baratti, los pyxes habían permanecido herméticos y las pastillas estaban todavía intactas.

Las primeras investigaciones que se llevaron a cabo para desvelar los materiales de los que estaban compuestos las pastillas comenzaron en 2010. Los análisis revelaron que había una gran variedad de materia vegetal (zanahoria, rábano, perejil, apio, cebolla silvestre, col, alfalfa, milenrama, hibisco) en las pastillas. Los científicos se percataron de que todas esas plantas fueron muy utilizadas por aquel entonces, con fines medicinales. Sin embargo, todavía no estaban seguros de qué dolencias pretendían curar esas tabletas, ni cómo habrían sido tomadas por los pacientes.

Ahora, un equipo de investigadores italianos creen que han dado con la respuesta: las pastillas probablemente fueron utilizadas como lavaojos. La palabra latina para lavaojos es colirio, derivado de la κoλλυρα, palabra griega que significa «panes redondos pequeños«.

Vista de uno de los cilindros
Vista de uno de los cilindros

Arqueólogos de la Superintendencia Arqueológica de la Toscana, químicos de la Universidad de Pisa y biólogos evolucionistas de la Universidad de Florencia, han trabajado juntos analizando todos los componentes extraídos de una de las tabletas. Sus estudios desvelaron que el elemento inorgánico principal era el zinc, de hecho, compuestos de zinc como hidrocincita (zinc hidroxicarbonato) y calamina (carbonato de zin) representan el 75% de la tableta. El silicio y el hierro eran el segundo y tercer elemento inorgánico que componían la tableta, con y 9% y un 5% respectivamente.

Los componentes orgánicos identificados incluyen almidones (que muestran evidencias de haber sido cocinados), lípidos animales, lípidos vegetales, cera de abejas, resina de pino, 53 tipos de cantidades diferentes de polen (en su mayor parte, 40%, se trataba de polen de olivo) y carbón vegetal. También se descubrieron algunas fibras de lino, aunque casi todas concentradas en la parte exterior de la muestra, lo que parece indicar que podrían ser los restos de tela que se utilizó para envolver las pastillas.

Su alto contenido en zinc sugería que las pastillas habían sido ideadas para un tipo de medicina ocular extraordinariamente compleja. Plinio el Viejo y el médico griego Dioscórides Pedanius, mencionaron en sus escritos que el óxido de zinc se recogía de las paredes de los hornos utilizados durante la fundición del cobre y luego se empleaba en medicina para los ojos y la piel. La forma grande y redonda de las tabletas – de unos 3-4 centímetros de diámetro y medio centímetro de espesor – también indican su evidente uso en tratamientos oculares.

Los expertos han aclarado que la manera de aplicar la pastillas en los ojos podría haber sido fundiéndolas, y el ungüento resultante finalmente se untaba en el ojo enfermo.

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