La Villa de los Quintilli era la estancia donde se ubicaba una impresionante bodega vinícola romana, en la que pudo sentarse el propio emperador y su séquito, para beber vino mientras veía el proceso de fabricación en salas amplías hechas con este propósito.
Los hallazgos confirman esta hipótesis donde la fabricación poseía un aire de teatralidad, acompañándose quizás con música, y la observación del paso de esta bebida desde los aposentos de producción hasta la bodega donde se resguardaba.
Un ejemplo de esto lo da la “sala de pisar” que a diferencia de otras hechas con yeso, ésta se fabricó con un caro mármol de color rojo.
Otro hallazgo fue el de un sistema similar a una fuente con un mármol policromado, en el que se veía fluir la bebida desde el punto inicial hasta las jaras de almacenamiento.
Un buen número de salas abiertas hechas con la finalidad de ver todo el proceso, estaban ornamentadas de manera fastuosa, siendo alguna de estas salas el lugar donde el emperador romano, venía a disfrutar de esta experiencia.
La bodega además de ser un lugar curioso, da nuevas luces sobre el gobierno del emperador Giordano III, quien edificó y reestructuró varias obras con la finalidad de observar diferentes espectáculos, tal como este lujoso recinto.