Develan el contenido oculto de seis ataúdes de animales egipcios

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Leopoldo Ágreda Lovera
Nací en Mérida, un estado andino de Venezuela pero me crié en Caracas la ciudad donde crecí, observando el Ávila y haciéndome las preguntas más importantes sobre la vida, la sociedad y el universo, rodeado de árboles y el sabor agridulce de toda gran ciudad. En el trayecto de mi vida, conocí las calles y sus gentes, las cuales me ayudaron a formarme un mejor criterio de la existencia humana y las ciencias sociales, para luego estudiar en la Universidad Central de Venezuela, donde me he formado como historiador y pensador social. La lectura es uno de mis grandes vínculos con el pasado y la esencia de la humanidad, ya que como dijo Descartes, leer es como tener una conversación con las grandes mentes de la historia; el ajedrez es otra de mis grandes pasiones, ya que me ha ayudado a desarrollar una mejor comprensión de la vida, que junto a la música, forman los tres pilares de mis gustos actuales. Soy familiar, amante de la naturaleza y los animales, porque en ellos ves la esencia de la filosofía y de Dios.

Gracias a un nuevo procedimiento no invasivo conocido como tomografía de neutrones, científicos han logrado observar el interior de seis ataúdes egipcios de animales, sin necesidad de abrirlos o alterarlos.

Los ataúdes son de animales de hace dos mil años, los cuales se resguardan en la colección egipcia del Museo Británico en Londres, allí los científicos sometieron al análisis los ataúdes, observando restos animales en su interior.

Estos sarcófagos forman parte de una antigua tradición egipcia, en la que animales son enterrados y momificados en ocasiones, colocando en su exterior la figura del animal enterrado.

Tres de ellos aluden a lagartos y anguilas, otros dos son de anguilas híbridas y cobras con cabeza humana, mientras que el sexto poseía la representación de un lagarto.

La tomografía de neutrones encontró huesos en tres ataúdes, mientras que en otros, descubrieron huesos rotos y podridos; no obstante, destaca el cráneo del ataúd del lagarto.

De igual manera, la tomografía determinó que había fragmentos de lino en tres ataúdes, lo que significa que estos animales fueron momificados.

La tomografía de neutrones demostró ser un procedimiento efectivo, a la hora de estudiar objetos que no deben abrirse para conocer su interior.

En ocasiones esto no puede lograrse con rayos X, ya que como se evidenció en este estudio, los fragmentos de plomo en los ataúdes daban una visión errada del interior, siendo superado este obstáculo con la tomografía de neutrones.

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