Ecuador busca una respuesta al enigma de la tumba del último emperador inca

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María Santiago
Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, desde pequeña me he sentido atraída por el mundo de la información y la producción audiovisual. Pasión por informar y ser informada de cuanto acontece en cada rincón del planeta. Asimismo, gusto por formar parte en la creación de un producto audiovisual que posteriormente entretendrá o informará a la gente. Entre mis intereses se encuentran el cine, la fotografía, el medio ambiente y, ante todo, la historia. Considero fundamental conocer el origen de la cosas para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Interés especial en curiosidades, misterios y sucesos anecdóticos de nuestra historia.

El misterio que rodea la tumba del último emperador inca, y su famoso tesoro, podría resolverse dentro de poco. Si la historiadora ecuatoriana Tamara Estupinan tiene razón, el cuerpo momificado del emperador Atahualpa se mantuvo en unas exuberantes y montañosas tierras bajas a seis horas en coche al suroeste de la capital de Ecuador, Quito.

Posible localización de la tumba de Atahualpa

Aunque es aún muy pronto para confirmar la teoría de Estupinan, este descubrimiento podría arrojar luz al tumultuoso periodo histórico que marcó el comienzo de la era colonial española en las Américas.

En su apogeo a principios de 1500, el imperio inca cubría la mayor parte de los Andes, desde el sur de Colombia hasta el centro de Chile así como algunas partes de Argentina.

Los emperadores incas eran momificados porque se creía que sus poderes reposaban con sus cuerpos, que eran guardados por guardas y miembros de la familia. Atahualpa gobernó en Quito durante la guerra civil contra su hermano, con base en Cuzco, la sede del imperio inca.

Poco después de derrotar a su hermano, Atahualpa fue capturado por las tropas españolas bajo el mando de Francisco Pizarro. Se cree que Atahualpa le ofreció una gran sala llena de oro y plata a cambio de su vida. El ofrecimiento no funcionó, fue ejecutado en 1533.

El final de una era.

El imperio inca comenzó a desmoronarse después de su muerte, dejando sólo grupos de resistencia contra los conquistadores españoles. Arqueólogos e historiadores se preguntan si su cuerpo se mantuvo en Cajamarca, la ciudad en el norte de Perú donde murió. Nunca se encontró la tumba.

Pero Estupinan, investigadora del Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA), dice que los textos históricos contienen pistas que indican que el lugar donde finalmente reposó el emperador inca estaba en lo que hoy es territorio ecuatoriano. El trabajo de la historiadora se centra en Ruminahui, uno de los generales más leales a Atahualpa que lideró la revuelta contra los conquistadores españoles tras la muerte del emperador.

Durante su investigación, que le ha llevado más de una década, Estupinan encontró evidencias que sugerían que el área de Sigchos en los Andes de Ecuador fue una base para Ruminahui y sus hombres. Comenzó buscando localizaciones cuyos nombres conectaran con rituales sagrados.

Pizarro y Atahualpa

En 2004 encontró una pequeña granja llamada Malqui, una palabra que significa ‘momia’ en quechua, el idioma hablado por los incas. Paredes de piedra pulida y canales de agua subterránea indican el origen inca del lugar.

Seis años después, Estupinan lideró una nueva expedición a unos 4 kilómetros de Malqui. “Cuando llegamos allí, no podía creerlo”, dice Estupinan durante una reciente visita al lugar, conocido como Machay (una palabra quechua que significa enterramiento).

Un recinto trapezoidal que conduce a salas rectangulares que fueron construidas con piedra pulida permitió a Estupinan pensar que había llegado a un monumento inca. La presencia de canales de agua trapezoidales bajo tierra fuera la confirmación. “Comencé a correr alrededor”, dice. “Estaba tremendamente emocionada”.

Estupinan cree que Malqui y Machay eran parte de un asentamiento inca levantado para esconder la momia de Atahualpa y sus posesiones, que fueron enterradas según la tradición junto con el emperador, de los conquistadores españoles.

Machay está alineado con otros lugares sagrados incas, como la laguna Quilotoa, y se encuentra junto al río Machay. El agua corriente era importante para los lugares sagrados incas. El lugar está a un kilómetro sobre el nivel del mar, en las tierras bajas subtropicales en la cornisa occidental de los Andes.

Teniendo en cuenta la humedad, es poco probable que los restos de la momia se encuentren intactos unos 500 años después. Se espera que los trabajos de excavación comiencen en junio, en parte financiados por el gobierno ecuatoriano que planea invertir 97.500 dólares en el marcado y protección del lugar.

Posible lugar sagrado inca

Por ahora el gobierno aún no puede decir dónde está la tumba de Atahualpa”, dice Joaquín Moscoso, del Ministeriode Patrimonio. “Si la hipótesis de los historiadores se confirma, nos encontraremos con uno de los mayores y más inusuales descubrimiento de las últimas décadas”.

Improbable ‘tesoro’.

Al contrario que en Perú, donde los lugares incas llaman mucho la atención, como el mundialmente conocido Machu Picchu, las ruinas arqueológicas de ecuador atraen a un limitado número de turistas y el gasto público es limitado.

Hasta el momento, un agente de policía ha sido destinado para proteger Machay de los posibles saqueadores atraídos por la leyenda del tesoro de Atahualpa. Según Estupinan, es improbable que se encuentren las riquezas. “Para los últimos incas, el verdadero tesoro era la momia en sí misma”, dice.

Estupinan también señala que la atención debería posarse en la conservación del lugar. Fotos de Machay de 1960 muestran un claro deterioro de muchos muros. El sitio fue utilizado para haces peleas de gallos y para criar peces. Las fuertes lluvias de este año han hecho milla con la destrucción de gran parte de la pared, dice Estupinan.

Francisco Moncayo, dueño del lugar de Machay, dice que está esperando el dinero de la municipalidad para mantener el lugar en orden. Dice que el coste del mantenimiento de las ruinas es de 3.000 dólares al año.

Jorge Yarad, uno de los dos propietarios en Malqui, dice que se siente honrado de que sea un lugar inca, pero que está preocupado por los saqueadores. “Es una gran responsabilidad”, dice.

Yarad espera que el gobierno sea capaz de comprar el lugar para construir un sitio arqueológico  que se convierta en mundialmente famoso. “Hemos estado soñando con historia”, dice Yarad. “Sólo ahora nos hemos despertado”.

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