El modelo soviético, la ideología del bloque oriental durante la Guerra Fría

Más leídos

Víctor Muñoz Fernández
Apasionado por la Historia, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Desde pequeño le encantaba la Historia y acabó por explorar sobre todo los siglos XVIII, XIX y XX.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Stalin puso en marcha un modelo de desarrollo que sería aplicado tanto por los países de Europa oriental, como por la propia unión soviética: el modelo soviético. Mao Zedong intentó aplicarlo en China pero acabó fracasando y optó por usar el modelo maoísta. Se trata de un sistema muy discutido a lo largo de la historia porque realmente prometía una cosa pero otorgaba otra muy distinta. Era un régimen totalitario que influía más allá de sus fronteras (países satélites) y que eliminaba las libertades individuales de cada persona en favor de las colectivas.

La Unión Soviética tuvo su propia ideología durante la Guerra Fría
La Unión Soviética tuvo su propia ideología durante la Guerra Fría

El poder del estado lo poseían las instituciones que lo conformaban. Estas se basaban en los principios que dictaba la Constitución de 1936, por la que los derechos individuales quedaban relegados a un segundo plano, en favor de los derechos colectivos (sanidad, trabajo, instrucción, etc.). El Partido Comunista tenía todo el poder y representaba “la vanguardia del proletariado”, quienes tenían que tener el mando para “finiquitar las desigualdades” y hacer emerger “el hombre nuevo”. Además, la misión del Partido era la de impulsar los candidatos y controlar a aquellos que estuvieran al frente del país.

En el plano económico, el modelo soviético se caracterizó por dejar de lado la agricultura y la industria de los bienes de consumo, con el fin de centrarse en el desarrollo de las industrias pesadas y el complejo militar para competir con los Estados Unidos en la carrera armamentística. El paro no existía, ya que el Estado subvencionaba a todas las empresas que fueran deficitarias y contratasen trabajadores. La consecuencia de este tipo de prácticas se tradujo en una baja productividad económica, salarios mínimos y penuria entre los trabajadores.

En el plano social, el estado soviético creó organizaciones para jóvenes, como por ejemplo los Komsomols, que estaba dedicada a rusos de entre 14 y 28 años de edad y tenía como objetivo inculcar los valores comunistas. Junto a esto, se dio mucha importancia a la formación del “nuevo hombre” y se pretendía crear un pueblo soviético que estuviera por encima de las distintas especificidades étnicas, culturales o profesionales.

Pero, a diferencia del modelo europeo y del modelo americano, el sistema soviético tuvo graves problemas que terminaron con su existencia. Las libertades, aunque estaban reconocidas por la Constitución, no podían ejercerse debido al totalitarismo imperante. La disidencia, que criticaba esta situación y buscaba establecer un sistema libre, era castigada por el estado policial y el KGB (servicios secretos), quienes les deportaban a los Gulag (campos de trabajo) o les encerraban en asilos psiquiátricos.

Otro problema que tenía este modelo era la burocracia. Los altos funcionarios formaban una especie de oligarquía muy estable, conservadora y hermética. Con el paso de los años, el conformismo y la prudencia es lo que acabó por caracterizarles, de forma que se favoreció la gerontocracia.

Y, por último, el problema de las distintas naciones. Aunque la Unión Soviética apostaba por un federalismo, lo cierto es que era ficticio. La lengua principal era el ruso y el número 2 de cada república era un ruso asignado por el Partido Comunista que ostentaba el poder. Los distintos gobiernos republicanos eran tan solo una fachada tras la cual estaba el mando de Moscú.

La base del modelo soviético estaba constituida por varias claves. Por un lado, se apoyaba en una planificación total de la economía mediante la colectivización del campo, al mismo tiempo que privilegiaba el desarrollo de la industria pesada. Por otro, requería la sumisión al partido-Estado que era lograda mediante campañas de depuración y eliminación a aquellos que se opusieran. Y, por último, el totalitarismo que buscaba expandir el terror entre la masa a través de la eliminación selectiva de los que mostraran rechazo, así como organizar cortes en el suministro de alimentos, deportar a presos políticos a los Gulag y enfatizar en la personalidad del líder del partido para reforzar su poder central.

En definitiva, fue un modelo creado por Stalin alrededor de su figura y de la del Partido Comunista. Llegó a durar muchos años en Rusia y en sus países satélite, sobre todo debido a la represión y a los parches puntuales que los distintos gobiernos soviéticos fueron realizando. Al final, en los años 90 acabó por desaparecer por completo junto con la Unión Soviética.

Imagen: Wikimedia

- Advertisement -

Más artículos

Deja una respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

- Advertisement -

Últimos artículos