Según un nuevo estudio por la Universidad de Texas en Austin, los antropólogos Gabrielle A. Russo y Liza Shapiro, el simio de Italia de entre siete y nueve millones de años no caminaba constantemente a dos patas.
El estudio, que será publicado en próximos números del Journal of Human Evolution confirma que las características anatómicas relacionadas con el proceso de alzarse sobre sus pies están únicamente asociadas a los humanos y a sus ancestros.
“El descubrimiento aporta una nueva perspectiva al debate de la capacidad motriz del Oreopithecus”, declaró Russo, que participa en una investigación de posdoctorado en la Universidad Médica del Noreste de Ohio.
“Aunque es posible que el Oreopithecus caminaba de pie, ya que los simios muestran cortos periodos de esta actividad, cada vez son más las pruebas que muestran que no lo hacía frecuentemente”.
Los investigadores analizaron el fósil del simio para ver si poseía consistencia en la espina dorsal para poder andar erguido. Compararon las medidas de las vértebras lumbares y del sacro (un hueso triangular colocado en la bases de la columna vertebral) con las de los humanos, fósiles de homínidos y piezas de mamíferos que habitaban los árboles, incluyendo simios, perezosos y un lémur extinto.
La parte baja de la columna sirve de base para probar la hipótesis de su bipedación ya que las vértebras lumbares y el sacro de los humanos presentan rasgos diferentes que facilitan la transmisión del peso corporal al mismo tiempo que posibilitan andar de pie, confirma Russo.
Según los hallazgos, las vértebras lumbares y el sacro del Oreopithecus es diferente a la de los humanos, y más similar a la de los simios, lo cual imposibilita alzarse sobre los pies.
“La parte inferior de la columna humana está especializada para el bipedalismo, por eso es una zona fundamental para evaluar si esta forma de moverse exclusiva de los humanos se daba también en el Oreopithecus“, dice Shapiro, profesor de antropología. Asimismo añade que hasta ahora el debate sobre el aparato locomotor del Oreopithecus se ha centrado en las extremidades y la pelvis, pero nadie había evaluado la polémica afirmación de que la parte inferior de su espalda fuera como la de los humanos.