
Jurassic Park nos dio en nuestra infancia las imágenes más espectaculares del mundo de los dinosaurios, dejando en su momento boquiabierto al público y alentando con ello el interés general por conocer estos animales prehistóricos y las investigaciones paleontológicas en busca de nuevas especies.
A pesar de sus incongruencias temporales y los anacronismos, más de uno quedó impresionado ante las imágenes del imponente Tyrannosaurus rex, que vivió hace 66 millones de años. Ahora un equipo organizado por los museos Carnegie y Smithsonian y la Universidad de Utah han hallado los restos de una nueva especie que convivió con el Tyrannosaurus en el área de las Dakotas estadounidenses.
Aunque de ínfimas dimensiones en comparación con su compañero rex, el nuevo dinosaurio al que han apodado «pollo del infierno» llegó a pesar más de 200 kilos y presentaba una apariencia de ave, con alas y garras afiladas, que le han granjeado ese apelativo tan particular.
El nuevo grupo, Anzu wyliei, pertenece a la familia de los orivaptosaurias, que integra también al Tyrannosaurus y de los que han aparecido restos en otros lugares de Asia Central y Oriental.
«Estoy muy entusiasmada con este descubrimiento porque Anzu es el mayor oviraptorosauria encontrado en América del Norte», se enorgullece Emma Schachner, bióloga y paleontóloga de la Universidad de Utah. «Tenían pico, pero no dientes, una cresta sobre su cabeza, brazos largos, manos con grandes garras y en forma de hoz, y sus piernas traseras también eran largas como su cola que terminaba en un pequeño abanico de plumas”.
Era un dinosaurio veloz, pero dudan que por su enorme peso fuera capaz de volar, y aunque carecía de dientes, lo más probable es que su dieta se compusiera tanto de plantas como de animales.
Los restos aparecieron en la formación Hell Creek (de ahí que el «pollo» sea «del infierno»), una división geológica norteamericana famosa y muy estudiada donde han aparecido numerosos fósiles del período Cretácico superior (ha. 80 – 65 millones de años). Los tres fósiles hallados, que confirman la existencia y la presencia de este cruce entre ave y reptil en la zona, se han custodiado en el Museo Carnegie de Historia Natural en Pittsburgh (EE UU).
Vía Agencia Sinc