El sorprendente origen de las momias de la cuenca del Tarim en China

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Un equipo científico ha determinado los orígenes genéticos de las momias más enigmáticas de Asia, las halladas en la cuenca del Tarim (China).

En su día se creyó que eran inmigrantes de habla indoeuropea procedentes de occidente; sin embargo, han resultado ser una población indígena local con profundas raíces asiáticas y gusto por la cocina lejana.

Este hallazgo, publicado en la revista Nature y realizado gracias al análisis de su ADN, contradice hipótesis anteriores que afirmaban que estas momias descendían de poblaciones que emigraron desde lo que hoy es el sur de Siberia, el norte de Afganistán o las montañas de Asia Central.

Los restos se hallaron enterrados en ataúdes de barco en un desierto estéril y han desconcertado durante mucho tiempo a los investigadores, además de inspirar numerosas teorías sobre sus enigmáticos orígenes.  

Desde finales de la década de 1990, su descubrimiento, que consistió en cientos de restos humanos momificados de forma natural que datan de entre el año 2000 a.C. y el 200 d.C. en la cuenca del Tarim en China, ha atraído mucha atención debido a su aspecto físico denominado “occidental”, sus ropas de lana tejidas y de fieltro, y su economía agropastoral que incluía ganado vacuno, ovino y caprino, trigo, cebada, mijo e incluso queso kéfir.

Vestimentas y alimentos que desconcertaban a los científicos

Como parte de la Ruta de la Seda y situada en la intersección geográfica de las culturas orientales y occidentales, la región autónoma Uigur de Xinjiang ha sido durante mucho tiempo una importante encrucijada para los intercambios transeuropeos de personas, culturas, agricultura y lenguas.

La economía centrada en el ganado de esta población y su inusual aspecto físico han llevado a algunos estudiosos a especular que eran descendientes de los pastores migratorios Yamnaya, una sociedad de la Edad de Bronce de gran movilidad procedente de las estepas de la región del Mar Negro, en el sur de Rusia. 

Otros la han situado entre las culturas de los oasis del desierto de Asia Central del Complejo Arqueológico de Bactriana-Margiana, un grupo con fuertes vínculos genéticos con los primeros agricultores de la meseta iraní. De forma controvertida, también se les atribuye con frecuencia la difusión de la primera lengua indoeuropea ramificada, el proto-tachariano, en Asia oriental.

Análisis genético de las momias

Para comprender mejor el origen de la población fundadora que se asentó por primera vez en la región en lugares como Xiaohe y Gumugou entorno al año 2000 a.C., un equipo de investigadores internacionales de la Universidad de Jilin y el Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de China, el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania), la Universidad Nacional de Seúl (Corea) y la Universidad de Harvard (EE UU) generaron y analizaron los datos del genoma de trece de las primeras momias conocidas, fechadas entre 2100 y 1700 a.C., junto con cinco individuos fechados entre 3000 y 2800 a.C. en la vecina cuenca de Dzungarian.

Se trata del primer estudio a escala genómica de las poblaciones prehistóricas de la región autónoma de Xinjiang Uyghur, e incluye los primeros restos humanos descubiertos en la región.

“Los arqueogenetistas llevan mucho tiempo buscando poblaciones del Holoceno para comprender mejor la historia genética de la Eurasia interior. Hemos encontrado una en el lugar más inesperado”, afirma Choongwon Jeong, autor principal del estudio y profesor de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Seúl.  

Por tanto, no era en absoluto una población recién llegada a la región, sino que serían descendientes directos de una población del Pleistoceno que estuvo muy extendida y que había desaparecido en gran medida al final de la última Edad de Hielo.

Estos individuos, conocidos como los antiguos euroasiáticos del norte (ANE), solo sobreviven de forma fraccionada en los genomas de las poblaciones actuales, en individuos indígenas de Siberia y América.

En contraste con las poblaciones actuales, las momias no muestran evidencias de mezcla con ningún otro grupo del Holoceno, lo que indica un aislamiento genético desconocido hasta ahora, que probablemente sufrió un cuello de botella genético extremo y prolongado antes de asentarse en la cuenca del Tarim.

Estos hallazgos contribuyen a nuestra comprensión de la dispersión hacia el este de la ascendencia yamnaya y de los escenarios en los que se produjo la mezcla cuando se encontraron por primera vez con las poblaciones de Asia interior», explica Chao Ning, coautor del estudio y profesor de la Escuela de Arqueología y Museología de la Universidad de Pekín.

Sus poblaciones vecinas

A diferencia de la cuenca del Tarim, los primeros habitantes de la vecina Dzungarian no solo descendían de poblaciones locales, sino también de pastores esteparios occidentales, concretamente de los afanasievo, un grupo de pastores con fuertes vínculos genéticos con los yamanya de la Edad de Bronce Temprana.

La caracterización genética de los dzungarios de la Edad de Bronce temprana también ayudó a aclarar la ascendencia de otros grupos de pastores conocidos como los chemurchek, que posteriormente se extendieron hacia el norte, a las montañas de Altai y a Mongolia.

Estos grupos parecen ser los descendientes de los dzungarios de la Edad de Bronce temprana y de los centroasiáticos del Corredor Montañoso de Asia Interior.

Estos hallazgos de una amplia mezcla genética en toda la cuenca del Tarim a lo largo de la Edad de Bronce hacen que sea aún más sorprendente que las momias del Tarim no muestren ninguna evidencia de mezcla genética. Sin embargo, aunque estos grupos estaban aislados genéticamente, no lo estaban culturalmente.

«A pesar de estar genéticamente aislados, los pueblos de la Edad del Bronce de la cuenca del Tarim eran culturalmente muy cosmopolitas: construyeron su cocina en torno al trigo y los productos lácteos de Asia occidental, el mijo de Asia oriental y las plantas medicinales como la efedra de Asia central», añade Christina Warinner, autora principal del estudio, profesora de Antropología en la Universidad de Harvard y jefa del grupo de investigación del MPI-EVA.

El análisis proteómico de su cálculo dental confirmó que la población fundadora ya practicaba la cría de ganado vacuno, ovino y caprino, y que conocía bien las diferentes culturas, cocinas y tecnologías de su entorno.

«La reconstrucción de los orígenes de las momias de la cuenca del Tarim ha tenido un efecto transformador en nuestra comprensión de la región. Continuaremos el estudio de los antiguos genomas humanos en otras épocas, para obtener una comprensión más profunda de la historia de la migración humana en las estepas euroasiáticas», concluye Yinquiu Cui, autor principal del estudio y profesor de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad de Jilin.

Bibliografía:

Yinqiu Cui et al. «The genomic origins of the Bronze Age Tarim Basin mummies». Nature.

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