El yacimiento del Molí del Salt en Cataluña

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El yacimiento del Molí del Salt se localiza en el margen izquierdo del río Milans (pequeño afluente del río Francolí), en el término municipal de Vimbodí y Poblet (Conca de Barberà).

Se trata de un abrigo de conglomerados situado en una zona de transición entre las montañas de Prades y la Depresión Central catalana.

Su ubicación, en una vía de comunicación natural como lo es el valle del Francolí y el pie de las montañas de Prades, es especialmente apropiada en el contexto de una forma de vida cazadora-recolectora, en la que la movilidad y el acceso a una diversidad de recursos naturales son aspectos esenciales.

Esto explica que el Molí del Salt fuera ocupado de forma intermitente por poblaciones de finales del paleolítico superior a lo largo de más de 2.000 años.

Las excavaciones arqueológicas que se llevan a cabo desde el año 1999 han descubierto una secuencia estratigráfica de unos 2,5 metros de potencia con una importante secuencia de ocupaciones humanas correspondientes al Mesolítico y al Paleolítico Superior, datadas entre los 9.000 y los 15.000 años antes del presente.

Sin embargo, la parte principal de la secuencia es la comprendida entre los 13.000 y los 15.000 años antes del presente, cuando tuvieron lugar las ocupaciones del fin del Paleolítico Superior.

Desde el punto de vista cultural, se trata de los últimos momentos del período que se conoce como Magdaleniense.

Un campamento de cazadores-recolectores

Durante este tiempo, el yacimiento funcionó sobre todo como campamento residencial de poblaciones de cazadores-recolectores nómadas, que se instalaban de vez en cuando en este lugar.

Hasta ahora, el yacimiento del Molí del Salt ha proporcionado más de 50.000 restos arqueológicos, la mayoría herramientas de piedra y huesos de los animales que comían estas poblaciones de cazadores-recolectores.

Como es habitual en los yacimientos de esta cronología que se encuentran en la vertiente mediterránea peninsular, la mayoría de los restos de fauna corresponden a conejos.

Sin embargo, hay también restos de animales más grandes, como ciervos, cabras y jabalíes. Todas presentan evidencias claras (marcas de corte y fracturas) que indican que los animales fueron cazados y consumidos por humanos.

En cuanto a los utensilios de piedra, casi todas son de sílex, material bastante abundante en torno al yacimiento.

Se encuentra todo el abanico de herramientas típicas de un campamento de cazadores, tanto herramientas domésticas utilizadas en diferentes actividades (trabajo de las pieles, procesamiento de los recursos animales y vegetales) como puntas de proyectil utilizadas para la cacería.

También cabe destacar que en el Molí del Salt se han recuperado cerca de un centenar de conchas marinas perforadas que se utilizaban como colgantes por parte de los grupos humanos que ocupaban el yacimiento.

Piezas de arte mueble únicas en el mundo

Una de las singularidades del yacimiento del Molí del Salt es que ha proporcionado una importante colección de piezas de arte mueble, que lo ha convertido en un referente para el estudio del arte mueble paleolítico, no sólo en Catalunya, sino también en el conjunto de la Península ibérica.

Con una veintena de cantos rodados y placas de esquistos grabados, es ahora mismo la colección de arte mueble paleolítico más importante de Cataluña.

Cabe recordar que las evidencias de arte paleolítico siempre habían sido muy escasas en Cataluña, lo que representaba una clara anomalía en relación con el resto de la península.

La mayoría de los grabados corresponden a figuras de animales (ciervos, caballos, bueyes), pero de este conjunto de piezas descubiertas en el Molí del Salt sobresale una placa de esquisto con una serie de grabados muy especial.

Los motivos semicirculares se han interpretado como la representación de cabañas, ya que su forma y las proporciones responden a las características que se han observado en las estructuras de hábitat construidas por grupos de cazadores-recolectores contemporáneos.

El conjunto de la composición correspondería, por tanto, a la representación de un campamento, posiblemente lo que podría haber habido ante el abrigo en el momento en que se hizo el grabado.

Esta placa de esquisto se ha interpretado como un mapa de un campamento de cazadores de hace más de 13.000 años y es único en el mundo.

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