El barco con una antigüedad de 1800 años fue encontrado por un ciudadano, que se puso en contacto con las autoridades arqueológicas israelíes, quienes realizaron un estudio en el sitio, dando con el naufragio de este antiguo barco romano.
Las primeras observaciones del estudio submarino mostraron varios capiteles corintios, ornamentados con figuras vegetales, dando luego con la carga de mármol que yacía en su interior.
Los investigadores al observar el tipo de mármol transportado junto a su cantidad, han concluido que podría estar destinado a un proyecto de gran envergadura, quizás la construcción de un teatro romano o un templo.
Sin embargo, en el trayecto la embarcación se enfrentó con una fuerte tormenta, lanzando el ancla para evitar encallar, pero terminando bajo las profundidades del mar Mediterráneo.
Las tormentas son comunes en esta zona de la costa israelí, y es probable que sea esta manifestación natural, la responsable de hacer visible el hallazgo, ya que a pesar de que se conocía del naufragio en estas costas, nunca pudo encontrarse por estar sepultado bajo la arena.
La respuesta a un viejo debate
Se piensa que el mármol provenía de Turquía o Grecia, aunque también podrían incluirse las costas del Egeo o mar Muerto.
Su destino tampoco está muy claro, podría haber estado dirigido a la zona de Gaza, Levante o Alejandría en Egipto.
El debate que responde el naufragio es el de si los materiales arquitectónicos, como el mármol, eran trabajados en su totalidad en su lugar de origen, o si eran transportados con trabajos parciales que eran completados en su lugar de destino. Parece que todo apunta a la segunda opción.