La región turca de Arlastenpe en la región de Matalya ha sido el epicentro de una serie de importantes descubrimientos, entre los que se cuentan nueve espadas las cuales son consideradas las más antiguas del mundo, aportando a su vez una valiosa información sobre el proceso metalúrgico de la edad de bronce antiguo.
Las espadas impresionan por su alto grado de belleza además de las incrustaciones de plata que poseen, lo que ha hecho a los investigadores debatir sobre si eran espadas ceremoniales, o si por el contrario poseían fines bélicos bajo la mano de algún guerrero habilidoso.
Esta duda recae no solo en el proceso de ornamentación sino en la altura misma de las espadas, que van desde los 45 a 60 centímetros.
Lo que si está claro es que eran un símbolo de estatus, ya que se encontraron en tumbas de personas que pudieron ser guerreros, aunque las excavaciones del sitio dan cuenta de una sociedad con importantes nexos comerciales.
Las espadas fueron hechas de una combinación de arsénico y cobre, lo cual demuestra un proceso anterior al del bronce convencional, datándose estas espadas con una antigüedad de 5.000 años.