Una misión arqueológica compuesta de investigadores polacos y armenios, encontró una estructura arquitectónica de 3.000 años de antigüedad, en la que se observaban dos grandes columnas, donde se halló una exorbitante cantidad de harina para hacer pan.
El descubrimiento se realizó en la antigua ciudad de Metsamor, una localidad de gran importancia política, económica y religiosa, aunque posteriormente sería destruida por sus enemigos, los nómadas escitas que lucharon con los egipcios o los cimeros.
En un principio los arqueólogos pensaron que la harina era ceniza, ya que los estudios arqueológicos del sitio, dan cuenta de la destrucción por un incendio, aunque sería éste mismo hecho, el que provocaría la conservación del hallazgo.
Se piensa que el edificio fue reacondicionado en cierto momento entre los siglos XI al IX a.C., para destinarlo a la producción de pan, estimándose que pudo guardar poco más de tres toneladas de harina.
Actualmente, las bases de piedra que sostenían las columnas junto a fragmentos de las vigas y el revestimiento del techo, son los vestigios que junto a la harina, podemos apreciar hoy.