Aunque se han encontrado numerosas telas de época romana en el territorio de la antigua Judea, en Israel, sólo unas pocas estaban tratadas con tinte extraído del molusco Milex, una especie de caracol cuyas glándulas bronquiales segregaban una sustancia con la que se fabricaba el púrpura de Tiro o púrpura imperial, símbolo del poder real y artículo de lujo cuyo origen se remonta a la época de los fenicios.
Ahora un grupo de investigadores de distintas universidades israelíes, como el profesor Zohar Amar y su discípulo de tesis Na’ama Sukenik, han hallado nuevas piezas textiles teñidas con la sustancia del caracol Milex en las cuevas de Murabba’at al sur de Qumran.
De entre los más de 180 tejidos que se han encontrado, sólo dos de ellos habrían sido teñidos con tinte de caracol y de cochinilla, dos materiales muy caros que daban lugar a colores índigo, bermellón y púrpura propios de las túnicas de la realeza y de la alta sociedad. El resto de telas fueron coloreadas con tinturas extraídas de plantas, más económicas.
Una tercera tela de lana ha suscitado un estudio más exhaustivo que ha revelado un método hasta ahora desconocido para teñir las ropas. El material textil había sido coloreado con glándula de Milex, pero después había sido expuesto al sol, o quizá calentado, con lo que adquirió un tono azulado o índigo. El descubrimiento de estas telas es importante ya que pocos se han encontrado que conserven restos de su tinte original.
En cuanto al origen de las mismas, se barajan varias posibilidades: podrían haber pertenecido a los refugiados judíos que escaparon tras la revuelta de Bar Kojba (132-135) de los judíos contra la dominación romana. También sus dueños podrían haber sido los soldados de una unidad que se instaló en Murabba’at después de dicha sublevación.
Aunque en la Antigüedad el color púrpura era una muestra de la calidad de los ropajes y del estatus social del individuo que la llevaba, parece ser que en el período helenístico-romano este se hizo popular entre el pueblo más pudiente. Los emperadores tomaron medidas contra este abuso de la simbología imperial, prohibiendo llevar telas de púrpura y elevando el coste de los tintes de Milex, cuyo valor llegó a equipararse con el del oro.