Arqueólogos de la región autónoma de Mongolia Interior, al norte de China, han descubierto un ataúd de la dinastía Wei del Norte, salvándola de los saqueadores delante de ellos mismos. Los saqueadores fueron capturados en la excavación de un túnel de 10 metros de largo que iba hacia la entrada de la tumba.
Ya se habían encontrado antes tumbas de aristócratas de la dinastía Wei del Norte en Xilin Gol de pastizales, una zona de las praderas de Mongolia Interior; hogar de las tribus nómadas desde la Edad de bronce de la dinastía Shang en el siglo XVI antes de Cristo.
En los últimos dos años se descubrieron dos tumbas en lugares próximos a la que se acaba de descubrir.
Es precisamente la creencia de un tesoro entre estas tumbas lo que ha atraído a los ladrones, que más a menudo de lo que se cree, actúan como parásitos en los proyectos y excavaciones arqueológicas oficiales. Excavan por las noches el mismo sitio que excavan los profesionales por el día. Parece que la suerte ha sonreído al ámbito histórico arqueológico y sus profesionales en esta ocasión al verse los saqueadores atrapados antes de que estropearan o destruyeran algo en su búsqueda de un tesoro o cualquier objeto del que poder obtener beneficios.
El 7 de marzo el ataúd encontrado fue retirado de la tumba junto a materiales de contexto arqueológico, tales como madera o suelo, y llevado al laboratorio del Museo de Xilin Gol Liga, de Xilin Hot.
El ataúd se abrió con cuidado y reveló los restos mortales de una mujer de la aristocracia en muy buenas condiciones. Envuelta en un sudario de seda y con botas de piel, en su espeso cabello negro portaba una diadema de metal. Con ella se enterró un arco, una daga y varias vasijas de cerámica.
Sin embargo los investigadores han sido incapaces de determinar la identidad de la fallecida, pero esperan que los análisis determinen mucho acerca de su vida y su muerte, e incluso a qué clan pertenecía la mujer.
De su cabello se obtuvieron muestras de las que se espera lograr información referente a su dieta, su edad y salud.
El hecho de que la tumba se encontrara en un alto grado de conservación puede facilitar a los arqueólogos nuevos datos sobre las costumbres funerarias de las antiguas tribus nómadas que habitaron la zona.
