La historia del imperio Xiongnu ha sido vista a través del lente de sus adversarios, debido a que este imperio no poseía escritura, aunque ésto, no desmeritó su grandeza cerca del año 200 a.C.
A pesar de ello, las investigaciones recientes en el campo de la genética junto a la arqueología han dado cuenta de una situación notable de este imperio nómada, y es el papel importante que tuvieron sus reinas, determinado gracias a la arqueología.
Los estudios arqueológicos se desarrollaron en cementerios y tumbas de la élite Xioongnu, donde constataron el grado de fastuosidad de los entierros de las princesas, tanto en sus tumbas como en el ajuar funerario.
Estos enterramientos se hacían en tumbas cuadradas o circulares con piedras, colocando el cuerpo en ataúdes de madera acompañándolas con hombres plebeyos en tumbas sencillas.
Entre el ajuar funerario se observaron piezas de vidrio, cerámica, joyas, ropa de seda, algunas poseían emblemas en sus ataúdes, y en una se encontró la parte de un carro con seis caballos; lo que significó un alto grado en la sociedad junto a un gran poder político.
Los estudios genéticos ofrecen una vista interesante del imperio Xiongnu, que a pesar de haber sido un pueblo nómada eran también una sociedad guerrera conquistadora, utilizando alianzas matrimoniales.
La élite también participó de estos matrimonios y uniones, aunque a menor relación con el poder, mayor era el grado de heterogeneidad genética.