Los juegos de azar, a lo largo de la historia, han provocado reacciones opuestas por parte de gobernantes y ciudadanos, siendo los debates sociales y morales los que más se han establecido alrededor de este tipo de entretenimiento durante el último siglo.
Para saber cómo se encontraba la situación del juego en España durante el siglo XX hay que tener en cuenta que los gobernantes habían tenido una percepción negativa sobre los juegos de azar desde la época de Alfonso X el Sabio, en el siglo XIII.
No fue hasta bien entrado el siglo XX cuando las cosas empezaron a cambiar, con la entrada de leyes más liberales y que restringieron, en menor medida, aquello que podían o no podían hacer los consumidores de tómbolas, bingos, juegos de cartas, etc.
Primo de Rivera, en 1922, cerró un total de 2.000 salas de juego, prohibiendo completamente el juego en España, algo que incluso se prorrogó con la entrada de la Segunda República y durante la dictadura de Francisco Franco.
Uno de los casos más sonados fue el escándalo de Lerroux en 1935, que participó en la instalación de ruletas trucadas en el Casino de San Sebastián y en el Hotel Formentor de Mallorca.
Eso hizo que su gobierno cayera por la presión popular, y que la visión sobre los juegos de azar de la época se viera resentida.
A pesar de que hubo intentos de reconducir la situación en la revisión del Código Penal en 1963, la situación se mantuvo estable durante todos esos años, hasta la caída del régimen de Franco.
Fue antes de la aprobación de la Constitución de 1978, en el periodo de Transición, cuando se pretendió llevar a las leyes aquello que era natural en las calles. Fue entonces cuando se dieron los primeros pasos para despenalizar la práctica de juegos de azar, especialmente mediante el Real Decreto-Ley 16/1977 de 25 de febrero, que regulaba, de forma tímida, los juegos de azar o de suerte y las apuestas.
Así, se permitían el uso de máquinas recreativas o la organización de juegos de casino y de bingo. A la práctica, ese tipo de entretenimiento ya se había extendido en el país, pero aún no tenía una legalidad clara.
La estrategia prohibicionista se había demostrado un fracaso, y además se empezaron a contemplar las ventajas fiscales de los juegos de azar.
De hecho, sería la variable recaudatoria la que haría que en 1977 se despenalizará este tipo de entretenimiento. Sería, a partir de entonces, el Estado quien iría regulando los juegos de azar con sus propias leyes.
A partir de febrero de 1977, pues, las políticas públicas, desarrolladas por los distintos criterios del Estado, han ido activando las diferentes medidas gubernamentales alrededor de los juegos de azar.
Primero, con los casinos tradicionales o la organización de tómbolas, bingos, partidas de cartas o instalación de máquinas recreativas. A finales del siglo XX, entró, además, la variable del juego online.
El juego online se inició como tal en 1995, con la entrada de un operador como Casino Inc., pero no fue hasta 2009 que la Unión Europea trasladó a los Estados la responsabilidad de regular los respectivos mercados online de juegos de azar.
En España, eso sí, desde 2005, Loterías y Apuestas del Estado tiene la competencia de comercializar sus juegos por vías online. Desde aquel entonces, han sido más y más los operadores que, bajo la supervisión de la Dirección General de Ordenación del Juego, han obtenido los permisos para operar por Internet en España.
A día de hoy, solamente los casinos online que son fiables y que promocionan el juego seguro son aquellos que son legales en España.
Así pues, las condiciones para poder operar en Internet en el país se han ido endureciendo en función de las necesidades de los colectivos vulnerables y de la voluntad de protección por parte de las autoridades.
De forma reciente, las nuevas leyes aprobadas han apuntado hacia la limitación de la publicidad de los casinos y de las casas de apuestas, restringiendo los horarios en televisión o en programas de radio y limitando la aparición de personalidades en esos mismos anuncios.
Además, algunas de las promociones que se aplicaban desde los casinos online, como los bonos de bienvenida a los nuevos usuarios, se han restringido.
Por lo tanto, la visibilidad del juego depende, en gran medida, de la ideología del gobierno del país, dentro siempre de un marco regulado.