En la zona norte de Gran Bretaña cerca de las inmediaciones del Castillo de Lancaster, un grupo de estudiantes de doctorado descubrieron este templo romano-celta, mientras realizaban un trabajo de campo como parte de sus entrenamientos estudiantiles, gracias al uso de la tecnología.
El Castillo de Lancaster fue en tiempos romanos una importante fortaleza militar, por lo que sería un buen lugar para entrenar a estos estudiantes.
Al someter el suelo a radares de penetración junto a los mapeos de resistibilidad, los cuales permitirían la creación de imágenes 3D; pudieron observar un camino de procesión que conduciría a un templo. Las imágenes muestran también, un posible mausoleo romano muy cerca de la base del templo.
Los investigadores conjeturan que pudo ser dedicado a una deidad marina o fluvial, señalando que el interior del templo estaba reservado para los sacerdotes, y el emplazamiento inmediatamente exterior, era utilizado por la élite romana que acudía al lugar.
De igual manera, se cree que los sacrificios animales eran realizados en la parte exterior del templo, que debió ubicarse fuera de la fortaleza militar aunque estuvieron unidos por un camino.