Los vestigios del colonialismo que durante largo tiempo dirigió los destinos del continente africano, lograron imponer una narrativa histórica que hoy deberá ser reescrita gracias a los estudios de ADN.
Esta narrativa señala que la mayor influencia del pueblo Swahili provino de Asia, específicamente, de las civilizaciones árabe y persa las cuales tuvieron gran importancia en el desarrollo de este pueblo.
Los genetistas hicieron pruebas en más de ochenta personas enterradas de la élite swahili, las cuales yacían en tumbas imponentes de la antigua ciudad de piedra, con el objetivo de conocer más sobre el origen de este pueblo.
El ADN muestra los orígenes
Los resultados señalaron como se esperaba, la presencia de genes árabes y persas aunque en mayor medida, provenientes del lado masculino.
Por otra parte, el estudio demostró lo errado de la narrativa histórica oficial, al señalar que el ADN predominante por vía materna era de mujeres africanas.
Estos resultados demuestran que en el caso de la élite swahili, hombres provenientes de Irán y posteriormente la India, llegaron a estos territorios casándose con mujeres locales, las cuales provenían de la élite.
Aunque muchos podrían pensar que se trataban de mujeres avasalladas por hombres de otras culturas, los estudios antropológicos demuestran lo contrario.
Un ejemplo de ello podemos verlo en la herencia matriarcal de la familia, siendo las mujeres las dueñas de las casas y varias propiedades en territorio swahili.
Puede verse también en el papel de mujeres gobernantes en varios momentos históricos, además de observarse en el estudio del lenguaje, donde las madres transmitían el lenguaje swahili a sus hijos, y no el idioma de sus padres foráneos.
Gracias a este instrumento de la nueva tecnología, la ciencia logrará reescribir la historia de los swahili, alejándose de las narrativas impuestas por los antiguos colonizadores europeos.