Exposición ‘Alimentando al Imperio: relatos sobre comida en Roma y Pompeya’

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Celia López
Graduada en Historia y en Ciencia Política.
Exposición sobre la alimentación del Imperio Romano, en el Museo Ara Pacis.
Exposición sobre la alimentación del Imperio Romano, en el Museo Ara Pacis.

¿Cómo comían los romanos? ¿Cómo hacían para cargar cientos de toneladas de suministros desde los lugares más remotos del mundo? ¿Cómo los guardaban durante el resto del año? La respuesta a todas estas preguntas estará disponible en la exposición ‘Nutrire l’Imperio. Storie di alimentazione da Roma a Pompei’, que ofrecerá un retrato de los hábitos gastronómicos de los romanos a través de restos encontrados en distintos yacimientos arqueológicos.

Después de la Pax Romana, alrededor del Mediterráneo empezó una especie de ‘globalización del consumo’ junto con una ‘deslocalización de la producción’ de materiales crudos. Durante el Imperio, los romanos solían beber mucho vino procedente de la Galia, Creta y Chipre. La gente rica solía beber caros vinos procedentes de Campania y consumían aceite procedente de Andalucía, también les gustaba la miel griega y especialmente el garum, un aliño procedente de África, la parte este del Mediterráneo, Portugal o incluso la cercana Pompeya. Era muy apreciado el pan que se consumía diariamente y era importado, hecho con el grano que se traía a grandes barcos desde África y Egipto.

La exposición muestra las diferentes soluciones que los romanos adoptaron para asegurar los suministros de comida, mediante transportes terrestres y especialmente por transporte marítimo. Además de este aspecto, la exposición muestra la distribución de comida entre las diferentes clases sociales en dos sitios simbólicos: Roma, la ciudad antigua más grande y poblada y el área del Vesuvio, con atención a Pompeya, Ercolano y Oplontis.

Durante el período entre el reino de Augusto y el de Constantino (27 a.C-37 d.C.) Roma era una ciudad de cerca de un millón e habitantes, centro de un Imperio que, de acuerdo con estimaciones modernas, tenía una población de entre 50 y 60 millones de habitantes. Ninguna ciudad alcanzó nunca un tamaño tan grande hasta la revolución industrial.

Alimentar a una ciudad como la de Roma, con una población tan grande, sobre todo con trigo, era responsabilidad directa de los emperadores.

Al final de la República, el trigo que se consumía en Roma procedía de África, Sicilia y Sardinia. La conquista de Egipto cambió la situación, a partir de entonces, la política agrícola de Roma cambió. Durante el Imperio, gran parte del consumo de Roma fue cubierto en prácticamente dos tercios por provincias africanas, que se corresponden con Túnez y Argelia actualmente, y el otro tercio era cubierto por Egipto.

El resultado fue una producción subcontratada del trigo y las formas de consumo pueden considerarse una manera de ‘globalización’ por primera vez en la Historia. Todo esto fue conseguido gracias a una eficiente administración del Estado que por un lado impulsó el libre comercio y por otra guardar trigo y asegurar su transporte por el Mediterráneo.

La exposición se podrá ver en el Museo Ara Pacis de Roma hasta el 15 de noviembre.

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