Historia de los sobres: antecedentes, origen del primer sobre y evolución

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Marcelo Ferrando Castro
Después de estudiar Historia en la Universidad y tras muchas pruebas previas, nació Red Historia, un proyecto que surgió como medio de divulgación en donde encontrar las noticias más importantes de arqueología, historia y humanidades, además de artículos de interés, curiosidades y mucho más. En definitiva, un punto de encuentro para todos en donde poder compartir información y continuar aprendiendo.

Todos usamos (o hemos utilizado) sobres. Incluso los podemos comprar por internet y personalizarlos al máximo en páginas web como Paisdelossobres.es, en donde encontramos una enorme variedad para todo tipo de ocasiones (bodas, regalos, felicitaciones, personales, etc.).

Cartas, regalos, tarjetas, guardar documentación o cosas en nuestras propias casas… Muchos son los usos que le damos día a día, pero ¿alguna vez te has preguntado cuándo surgieron los sobres?

Vamos a hacer un breve repaso sobre la historia de los sobres, su origen, el primer sobre de la historia y su evolución hasta la fabricación en masa.

Historia de los sobres

El primer antecedente del sobre

Para encontrar el primer sobre de la historia debemos remontarnos alrededor de los años 3.500-3.200 a.C. en Oriente Medio, periodo en el cual se moldeaban esferas de arcillas huecas, en donde se guardaban las pertenencias y se utilizaban para transacciones privadas.

Tablilla de arcilla de un contrato de trabajo y su «sobre». Girsu, Súmer (alrededor del año 2037 a.C.). Museo de Bellas Artes de Lyon

Estas esferas fueron descubiertas por primera vez por el arqueólogo Jacques de Morgan en 1901, y por el arqueólogo Roland de Mecquenem en 1907.

El primer sobre de la Historia

Ahora sí llegamos a los sobres de papel, los cuales fueron inventados en el siglo II a.C. en China y llamados ‘chih poh’, que se utilizaban para guardar dinero cuando se iba a obsequiar.

Sobre dinastia Ching (China) en 1644. Crédito: CC

Fue utilizado muy comúnmente en la corte imperial de la dinastía Song del Sur, que los empleaban para distribuir regalos monetarios a los funcionarios del gobierno.

Con la llegada de la Imprenta y la propia evolución de los servicios postales, los sobres continuaron haciéndose de forma manual hasta años después de la Revolución Industrial, que trajo consigo la aparición de máquinas que los hacían sin esfuerzo humano.

La invención de la máquina de sobres Hill/De La Rue

Hasta el año 1845 sólo se podían encontrar sobres hechos a mano, pero a partir de ese año, Edwin Hill y Warren De La Rue obtuvieron la primera patente británica de una máquina para fabricar sobres.

Sin embargo, estos sobres no eran como los conocemos en la actualidad, sino que consistían en hojas planas con forma de diamante o rombo, los cuales se precortaban y se les daba forma antes de pasar por la máquina, que se encargaba de plegarlos y darles forma rectangular.

La máquina plegadora de sobres inventada por Warren de la Rue y Edwin Hill en la Gran Exposición de 1851 . 
La máquina se exhibió en el stand de Thomas de la Rue & Co. Crédito: Creative Commons.

A su vez, los bordes de las solapas eran tratados con un adhesivo y su disposición permitía que pudiese ser cerrado con un único sello de cera.

Ya a finales de 1800 y comienzos de 1900, aparecieron las primeras máquinas comerciales que ya producían sobres pre-engominados, tal y como los conocemos ahora.

La hoja de diamante

Hacemos un alto en la historia de los sobres para hablar de algo fundamental en su evolución, que es la hoja en forma de diamante.

Su uso inicial lo encontramos a principios del siglo XIX, siendo empleado para envolver invitaciones y cartas por aquellas personas que disponían de tiempo y dinero para invertir en su compra y en recortarlas.

Sobre con hoja de diamante. Crédito: Creative Commons

Su uso se popularizó en Reino Unido, en el momento en el que el gobierno toma el control de los servicios postales y le encarga a Rowland Hill su introducción.

Los sobres Mulready

Este nuevo servicio postal se implementó en 1840 con una versión ilustrada, impresa a máquina y con el primer sello postal adhesivo, el ‘Penny Black’, cuya producción fue encomendada a Jacob Perkins.

Aquí nacen los sobres Mulready, llamados así porque la ilustración fue encargada al artista William Mulready, y se vendían en una hoja con 12 sobres disponibles, aunque muy rápidamente fueron retirados del mercado por la satirización a la cual fue sometida.

Sin embargo, sí perduraron y tuvieron un éxito notable los sobres, y más gracias al disponer de un franqueo prepagado comprando un sello, adquiriendo un estatus oficial y produciéndose en masa.

Hill contó con la participación de su hermano Edwin, siendo éste quien, junto a De La Rue, quien patentó la máquina para producir sobres en masa.

La fabricación de sobres en la actualidad

En la actualidad la fabricación de sobres está muy extendida, siendo producidos con forma de cometa y de diamante, lo que permite tener una gran variedad disponible.

Las máquinas de fabricación de sobres

La máquina de fabricación de papel más famosa fue la máquina Fourdrinier. Durante el proceso de producción, se recoge la pulpa procesada y se convierte en una línea continua de papel, la cual se recogía en una bobina que pasaba por una guillotina, la cual permitía crear un gran número de hojas rectangulares.

Máquinas para hacer sobres en la Oficina de Correos, Blythe House, West Kensington (Londres).

Este tipo de hojas y su fabricación es más frecuente actualmente debido a que los tamaños que más se utilizan son muy similares, tanto en impresión como en fotocopiadoras y demás ítems de oficina.

El futuro de los sobres

A fines del siglo XX, en 1998, la revolución de la impresión digital brindó otro beneficio a las pequeñas empresas cuando el Servicio Postal de los Estados Unidos se convirtió en la primera autoridad postal en aprobar la introducción de un sistema de aplicación a un sobre en la propia impresora de un usuario, permitiendo que cada uno pueda imprimir su propio “sello digital”.

Así, se puede producir un sobre comercial y personalizarlo con la dirección, información publicitaria en el anverso y que esté totalmente listo para su envío por correo.

Imagen portada: Depositphotos

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