En el año 1933, Erna Felicia y Hans-Mosse Lachmann, fueron privados de manera legal de dos objetos pertenecientes a su familia después de que los nazis llegasen al poder en Alemania.
Se trataba de dos retratos pintados sobre madera de una mujer joven y de un hombre joven, los cuales pertenecían hasta ahora a la colección arqueológica de la Universidad de Zúrich. De estas obras hay que destacar que no se han tasado dado que las obras que tiene el Instituto de Arqueología nunca se encuentran en venta.
¿Cómo llegaron a parar a la Universidad de Zúrich? Esta entidad adquirió estos dos objetos en el año 1979 junto a otros siete retratos diferentes, por lo que pagó en aquel entonces unos 220.000 francos suizos, compra que fue aprobada por el Gobierno de aquel entonces.
Hoy en día, la colección arqueológica con la que cuenta la Universidad de Zúrich incluye aproximadamente unos 6.600 objetos antiguos así como 1.500 moldes de yeso de esculturas antiguas. Entre sus objetos se encuentran 12 retratos de la momia que estaba retratada.
Además de haber sido estudiados, los retratos fueron investigados para conocer de dónde habían salido y de esta forma poder identificar a los posibles propietarios anteriores, desconociendo que tenían dueños legales y que estaban vivos.
Gracias a las continuas investigaciones, en 2015 se pudo descubrir quiénes eran los propietarios y también que los retratos fueron incautados por personas afines al partido nazi, quienes las subastaron de manera pública con miles de otros objetos, también incautados, y con los que se financiaría posteriormente.
Cuando fueron subastados en el año 1934, los dueños legales de aquellos retratos ya habían escapado de Alemania en previsión de lo que estaría por venir.
En el momento en el que la Universidad de Zúrich unió todas las piezas del puzle se puso en contacto con los herederos de los propietarios expropiados para ofrecerles una solución en consenso. Lo que se consiguió fue que los herederos hicieron una contribución financiera a la enseñanza y trabajo de investigación del centro docente, y éste les devolvería sus retratos.
Se trata de un caso puntual, o al menos así lo han definido desde la Universidad de Zúrich, quienes aseguran que aunque ya no tienen los retratos con ellos dado que fueron devueltos a sus dueños legales, han tenido la oportunidad de investigar los retratos y conocer más detalles sobre ellos.
Viva la generosidad!