La adaptación de las culturas medievales al surgimiento del Islam

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Virginia Musat Lain
Casi graduada en Publicidad y RRPP. Empezó a gustarme la historia en 2º de Bachillerato gracias a un profesor muy bueno que nos hizo ver que tenemos que conocer nuestro pasado para saber hacia dónde nos lleva el futuro. Desde entonces no he tenido oportunidad de indagar más en todo lo que nuestra historia nos ofrece, pero ahora puedo retomar esa inquietud y compartirla con vosotros.

En la época medieval de Afganistán, Irán y las por aquel entonces repúblicas soviéticas de Asia Central, tuvieron frontera dentro del Califato islámico que se extendió más allá de la península arábiga en el siglo X. Nuevos grupos se formaron, como la nueva clase dirigente árabe, la nueva burguesía nativa y los agricultores locales, y todos ellos competían por el poder, la posición y la ventaja económica en una etapa que duró aproximadamente 300 años.

Moneda medieval acuñada en Bagdad (crédito Universidad de Cincinati).
Moneda medieval acuñada en Bagdad (crédito Universidad de Cincinati).

En este marco, el historiador Robert Haugh, de la Universidad de Cincinnati, presentó su investigación sobre cómo se manifestaron los cambios sociales, culturales y políticos en estas zonas fronterizas, el pasado 3 de enero, a la Asociación Histórica Americana.

Mientras que en Occidente se puede percibir a Oriente Medio y los demás países asiáticos como monolitos religiosos islámicos, su población en la Edad Media era musulmana sólo en el 50% en el siglo X, incluso 300 años después. “Algunas personas pueden ver estas zonas como una masa homogénea, pero en la Edad Media había tensiones culturales, políticas y religiosas que fueron negociadas y renegociadas”, explicó Haugh.

Por ejemplo, la conversión de las poblaciones indígenas al Islam no tuvo la acogida esperada en un principio por la nueva élite árabe. “La élite árabe trató de consolidar su poder en estas áreas de frontera en frontera, manteniendo una distinción entre ellos y la población residente. Las nuevas élites querían recaudar impuestos y cumplir con las reclutas militares, pero había también más restricciones a la hora de llevar a cabo estas acciones con los correligionarios y los que no eran musulmanes”, indicó Haugh, que agregó que la transformación radical y las conversiones no solían tener lugar excepto en las clases más altas de las sociedades nativas.

Las monedas utilizadas en las áreas fronterizas también determinan la lucha de la élite social para conservar o ampliar su poder bajo el Califato. “Las monedas informaban también sobre quién estaba al mando”.

Por ejemplo, las monedas que se utilizaban en Bagdad podrían tener tres nombres en ellas: el del Califato, el del heredero y el del gobernador de la zona, mientras que las monedas de las zonas fronterizas podían tener media docena de nombres inscritos. “En la frontera, las monedas cambiaban de mano frecuentemente, por lo que representan la frecuencia con la que los cambios de poder tenían lugar”.

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