La desigualdad social se remonta a la Edad de Piedra

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Víctor Muñoz Fernández
Apasionado por la Historia, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Desde pequeño le encantaba la Historia y acabó por explorar sobre todo los siglos XVIII, XIX y XX.

En el Neolítico, hace más de 7.000 años, ya existía la desigualdad entre los distintos miembros de la sociedad. Eso es lo que concluye una investigación llevada a cabo por arqueólogos de las universidades de Bristol, Cardiff y Oxford.

El estudio de más de 300 esqueletos humanos de yacimientos arqueológicos en Centroeuropa ha permitido que el profesor Alex Bentley y un equipo internacional de investigadores, financiados por el Consejo de Investigación de las Artes y las Humanidades, hayan podido encontrar diferencias en el acceso de la tierra entre los primeros agricultores del neolítico.

Se trataría de las primeras muestras de desigualdades entre seres humanos en este campo.

El análisis de los isótopos de estroncio de los esqueletos proporciona información sobre su lugar de origen.

Esta prueba es la que ha utilizado el equipo de Bentley para saber que los hombres enterrados con azuelas de piedra del Neolítico tenían menos trazas variables de isótopos que los hombres enterrados sin ellas.

Esto sugiere que los enterrados con ese tipo de herramientas tuvieron más, y probablemente mejor, acceso a la tierra que el resto.

Los hombres enterrados con azuelas parecen haber vivido de los alimentos cultivados en las zonas de Loess, donde el suelo era fértil y productivo, lo que favorecía a los primeros agricultores. Esto indica que tenían un acceso consistente a sus zonas agrícolas preferidas”, comenta Bentley.

Un estudio más exhaustivo del análisis de isotopos también reveló que las primeras mujeres del Neolítico tenían más probabilidades que los hombres de proceder de lugares distintos de donde se han encontrado sus restos.

Esta es una fuerte indicación de la existencia de un sistema de parentesco centrado en lo masculino y donde las mujeres se movían para residir en el mismo lugar que los hombres.

Las nuevas pruebas que proporcionan los esqueletos se corroboran con otras evidencias arqueológicas, genéticas, antropológicas y lingüísticas, que demuestran la existencia del patriarcado en la Europa neolítica.

Los resultados tienen implicaciones en la concepción de la forma en la que las poblaciones humanas se expandieron en el Neolítico.

Las pruebas muestran que los patrones de movilidad estaban sesgados por el sexo y las diferencias de estado social iban en aumento.

Bentley explica: “Nuestros resultados, junto con los estudios arqueobotánicos que indican que los primeros agricultores del Neolítico tenían un sistema de tenencia de la tierra, sugieren que los orígenes de las disparidades de acceso a la tierra se remontan a una primera parte de la era neolítica”.

Para el investigador, el Neolítico introdujo “los bienes hereditarios”, como la tierra y el ganado, en Europa, lo que inició la desigualdad de la riqueza.

A partir de entonces, según Bentley, ya no hubo vuelta atrás: “A través de la Edad del Bronce, la Edad de Hierro y la Industrialización, la desigualdad de la riqueza fue aumentando, pero las semillas de la desigualdad se sembraron en el Neolítico”.

Universidad de Bristol

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