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Las apuestas deportivas son prácticamente tan viejas como el deporte en sí mismo. Desde el momento en que los seres humanos empezaron a competir entre ellos en una infinidad de disciplinas distintas, sea en combate, carreras a pie o a caballo, los espectadores han ocupado su tiempo intentando predecir el resultado e incidencias de cada partida.
Mientras que en la actualidad lo hacen principalmente a través de casas de apuestas deportivas online, existen ejemplos milenarios de apostadores que jugaban entre ellos midiendo su conocimiento, experiencia y desde luego, suerte.
1 – Grecia antigua: apostando al campeón favorecido por los dioses.
Como sucede con prácticamente todas las invenciones humanas, los griegos lo hicieron primero. Existen rastros arqueológicos que demuestran que se realizaron apuestas durante los Juegos Olímpicos de la antigüedad (los cuales datan, por lo menos, desde el año 776 a.C.).
De hecho, parte del apego por parte de los antiguos griegos al juego (tanto sea jugando a los dados o en el ámbito del deporte) se explica por la creencia de que el destino de que los mismos estaban influenciados y determinados por los dioses, tan caprichosos, vengativos y emocionales como los propios humanos.
2 – Roma: eligiendo al gladiador triunfante en el Coliseo de la Ciudad Eterna.
Textos históricos dan cuenta de que las apuestas eran una práctica común en las carreras de carruajes y en los combates entre gladiadores. Los romanos permitían la práctica únicamente en la ciudad de Roma, en uno de los primeros ejemplos de regulación de esta actividad.
Es sabido que hasta los emperadores romanos se divertían apostando de la misma manera que los plebeyos, incluso hasta en exceso. Se dice que el Emperador Augusto (63 a.C. – 14 a.C.) perdió buena parte de su patrimonio por las apuestas y que el Emperador Cómodo (161 a.C. – 192 a.C.), que murió estrangulado e integra el elenco de los peores emperadores romanos, quebró de tanto jugar y fallar en sus predicciones.
3 – El juego se profesionaliza en Gran Bretaña de la Edad Moderna.
En la Inglaterra del siglo XVIII, William Ogden se convirtió en el primer ejemplo de corredor de apuestas moderno al empezar a aceptar apuestas de carreras de caballos. Fue el principal responsable de sofisticar la actividad, estableciendo relaciones matemáticas entre el tamaño de las apuestas y la probabilidad de victoria de los caballos participantes.
Hacia mediados del siglo XIX, en la Londres de la era victoriana, nació la primera oficina de corredores (precursora de las casas de apuestas contemporáneas), cuyos integrantes se ocupaban de hacer predicciones de deportes, establecer las cuotas y probabilidades de victoria, y distribuían panfletos por la ciudad como forma inicial de marketing.
La actividad, esencialmente, no ha cambiado hasta nuestros días. Las casas de apuestas básicamente ofrecían información a los apostadores, les garantizaban el pago en caso de que estos ganaran, cobrando una comisión por su servicio.
4 – Apostar en la Era Digital: inmediatez, facilidad y globalización.
Todos los obstáculos que podían presentarse a un potencial apostador, como ser, encontrar a alguien que te tome la apuesta, que ofrezca cuotas razonables, que efectivamente pague el premio en caso de ganar, han prácticamente desaparecido con el advenimiento de internet.
Desde la comodidad del hogar, una persona puede apostar a prácticamente cualquier deporte, de cualquier liga del mundo, en una infinidad de variaciones. El público tiene una oferta variada de casas de apuestas e información a la mano para hacer la mejor predicción posible.
Los desafíos han cambiado, en especial, en torno al trabajo de los reguladores para frenar el juego ilícito y combatir la adicción al juego como parte de campañas de salud pública.
