
El pueblo Ixil (maya) aún vive en casas de madera y barro en las zonas más aisladas del noroeste de Guatemala 17 años después de que ocurriese una guerra civil que les hizo ver como sus aldeas eran arrasadas y sus seres queridos asesinados.
Aún sin agua potable, caminos pavimentados, sanidad o educación, fue el centro de atención cuando un tribunal declaro al ex dictador Efraín Ríos Montt culpable de genocidio. Concretamente, Efraín fue el impulsor de un movimiento que arrasó las tierras utilizadas por el pueblo Ixil durante la década de 1980. A pesar de todo, su condena fue anulada tras un juicio que poco interés demostró tener en el pueblo de Ixil.
Durante años el pueblo ha estado relegado a zonas donde la tierra era poco productiva. Un caso concreto es el de Feliciana Cobo que tan solo tenía 8 años cuando los soldados atacaron su tierra e hicieron que ella y su familia se separaran corriendo hacia las montañas para esconderse, permaneciendo allí durante varios días sin nada que llevarse a la boca.La madre de Cobo murió durante el bombardeo y el resto de su familia perdió sus tierras profundizando todavía más en su estado de pobreza.
Ahora con 40 años es madre de tres hijos a los que mantiene mediante las labores realizadas para sus vecinos, entre ellas lavar la ropa y coser prendas.
Expertos forenses están analizando los cadáveres de aquellos que murieron de hambre e hipotermia escondidos en las montañas. La de Cobo es una de tantas historias cuyas víctimas han de contar para poder encontrar los cuerpos de sus seres queridos y poder enterrarlos junto al resto de su familia.