La intolerancia a la lactosa ya existía hace 5.000 años

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Marcelo Ferrando Castro
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La intolerancia a la lactosa es más antigua de lo que imaginamos
La intolerancia a la lactosa es más antigua de lo que imaginamos

Hoy en día nos cuidamos más que hace varios siglos y con la tecnología podemos medir nuestro nivel de colesterol, saber si tenemos demasiado azúcar en la sangre o incluso si somos intolerantes a la lactosa, algo que parece nuevo pero que, al menos en este último caso, no lo es.

Según se publica en la revista científica Nature Communications, los antiguos habitantes europeos tuvieron intolerancia a la lactosa hace 5.000 años después de que adoptasen las prácticas agrícolas, es decir, entre el Neolítico, la Edad de Bronce y la Edad de Hierro, lo que hizo que la población sufriese varios cambios genéticos con el paso del tiempo.

En una investigación en la que participó un equipo internacional de científicos, se examinó un ADN nuclear que había sido obtenido de trece individuos de diferentes edades, entre el 5700 a.C (Neolítico temprano) y el 800 a.C (Edad de Hierro), con unos resultados bastante llamativos.

Éstos se encontraban en unas excavaciones arqueológicas en Hungría, zona que estuvo marcada históricamente por los grandes cambios culturales que poco a poco fueron moldeando la prehistoria de nuestro continente.

Después de analizar el ADN obtenido, el Profesor Ron Pinhasi, del Instituto de la Tierra y la Escuela de Arqueología del University College de Dublín, autor principal del estudio, declaró que “los hallazgos encontraros muestran una clara progresión hacia una pigmentación más clara de la piel de los humanos de aquel entonces”.

Esta pigmentación se iba haciendo más clara a medida que recolectores, cazadores y agricultores no locales fueron mezclándose poco a poco, pero algo que llamó mucho la atención fue la ausencia de presencia de una persistencia de lactosa o tolerancia a la lactosa”.

Estos datos podrían dar a entender que los antiguos europeos habrían tenido animales domésticos como pueden ser las cabras, vacas y ovejas, pero en aquellos tiempos la genética de los humanos no se encontraba tan desarrollada como para poder permitir una tolerancia para el consumo de la leche de estos mamíferos.

Por su parte, Dan Bradley, del Instituto de Genética Smurfit, del Trinity College de Dublín afirmó que sus resultados implican que los cambios en lo referente a la tecnología prehistórica, como puede ser la adopción de la agricultura, el uso de metales, etc., fueron asociándose con la llegada de nuevos pueblos, influyendo en los ya existentes, favoreciendo este cambio que ha perdurado hasta nuestros días.

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