La proclamación de la II República

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María Santiago
Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, desde pequeña me he sentido atraída por el mundo de la información y la producción audiovisual. Pasión por informar y ser informada de cuanto acontece en cada rincón del planeta. Asimismo, gusto por formar parte en la creación de un producto audiovisual que posteriormente entretendrá o informará a la gente. Entre mis intereses se encuentran el cine, la fotografía, el medio ambiente y, ante todo, la historia. Considero fundamental conocer el origen de la cosas para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Interés especial en curiosidades, misterios y sucesos anecdóticos de nuestra historia.

El pueblo español ha tenido dos cortos periodos de tiempo en los que lo que reinaba era la república.

El 14 de abril es uno de ellos, cuando se cumple el aniversario de la proclamación de la Segunda República, periodo de tiempo que daría paso a uno de los capítulos más terribles de nuestra historia.

Los motivos que causaron este cambio de régimen político fueron diversos. En primer lugar, destacar la caída de la Dictadura de Miguel Primo de Rivera en enero de 1930, régimen que había sido apoyado por el entonces rey de España, Alfonso XIII.

Debido a este apoyo, la clase obrera le consideraba un símbolo de la opresión a la que había estado sometido el pueblo.

El Gobierno de aquel entonces, presidido por Dámaso Berenguer, trataba de volver a la situación anterior a la dictadura pero se mostró del todo imposible. La Restauración fue un fracaso, ya que no instauró de nuevo la Constitución que había gobernado el país hasta la proclamación de la dictadura ni convocó elecciones, algo que pedían continuamente los republicanos. Todo ello hizo que la opinión pública estuviera claramente en contra de la monarquía.

El 17 de agosto de 1930 se produjo un encuentro que terminó con el pacto de unión entre los diversos sectores republicanos de la nación, promovido por la Alianza Republicana. Se denominó el Pacto de San Sebastián. Fue firmado tanto por las personalidades republicanas que acudieron como por diversas formaciones que estaban en contra de la monarquía.

Los partidos políticos PSOE  y UGT  se unieron al pacto poco tiempo después. Destacan personalidades como Alejandro Lerroux, fundador del Partido Radical, Manuel Azaña del radical-socialismo, Fernando de los Ríos por parte de los socialistas, Carrasco Formiguera por parte del catalanismo de izquierdas y Niceto Alcalá Zamora por parte del republicanismo moderado, que sería elegido presidente tras la firma del pacto.

Poco después, en diciembre de 1930, trataron de dar un Golpe de Estado para instaurar una república. Apoyados por la huelga general que se produciría en esos días, la guarnición de Jaca, al mando del capitán Fermín Galán y el teniente Ángel García Hernández, decidieron sublevarse.

Sin embargo, la suerte no les acompañaba. La huelga general finalmente no se celebró, el levantamiento se produjo tres días antes de la fecha prevista y además, el gobierno tenía conocimiento de todo, por lo que el golpe terminó en fracaso.

Ambos fueron hechos prisioneros y fusilados poco después, con lo que comenzó a considerárseles como mártires de la República.

Debido a este levantamiento, todos los que habían firmado el Pacto de San Sebastián fueron encarcelados.

Alegoría a la República

El rey decidió terminar con la contienda convocando elecciones municipales para el domingo 12 de abril de 1931. Lo que mostraron las urnas fue el claro descontento que tenía el pueblo con la monarquía, ya que se produjo una clara victoria de las candidaturas republicanas en las principales ciudades del país.

Sin embargo, tras hacer el recuento total de los votos salieron casi 30.000 concejales monárquicos frente a casi 9.000 republicanos, pero lo que contaba era el resultado en las grandes ciudades.

La euforia por la proclamación de la República era palpable. La Monarquía daba paso a una nueva forma de gobierno que comenzaba con ilusión por parte de sus partidarios.

Mientras el pueblo lo celebraba, el rey depuesto, Alfonso XIII, abandonaba palacio sin abdicar formalmente y se marcha del país en un exilio voluntario, fijando su residencia en Roma. Como jefe de gobierno se nombró a Niceto Alcalá Zamora.

Se rodeó de ministros de clara tendencia anticlerical y liberal. Destacan entre ellos algunos de los que habían participado en el Pacto de San Sebastián, como Manuel Azaña en el Ministerio de Guerra, Fernando de los Ríos en justicia, o Miguel Maura en Gobernación.

El martes 14 de abril numerosas ciudades seguían festejando el triunfo republicano. La primera en proclamar la República fue la localidad de Éibar, que rápidamente alzó la bandera tricolor (rojo, amarillo, morado).

A lo largo de la mañana comenzarían a colgarla el resto de localidades. A mediodía se alzaría en Madrid, la capital. Así se daba paso a un nuevo periodo político lleno de nuevas ilusiones pero que estuvo lleno de inestabilidades políticas y sociales que desembocaría en la Guerra Civil Española.

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