La restauración de La Anunciación de Fra Angelico en el Museo del Prado

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El principal objetivo de la restauración de La Anunciación de Fra Angelico, realizada por Almudena Sánchez en el Taller de Restauración del Museo del Prado que cuenta con la Fundación Iberdrola España como miembro Protector, ha sido la recuperación del rico y brillante colorido y de la intensa luz que envuelve la escena, elementos característicos de esta pintura y de toda la obra de este gran artista, que con el paso del tiempo habían quedado velados bajo capas de suciedad y polución acumuladas en la superficie.

Igualmente necesarios han sido, por un lado, la limpieza de la capa gris de suciedad que oscurecía la superficie y por otro, la eliminación de los repintes de óleo procedentes de antiguas intervenciones, concentrados en la unión de dos de los cuatro paneles de madera que forman el soporte de la pintura para ocultar una fractura.

La Anunciación de fra angelico antes restauracion
La Anunciación y la expulsión de Adán y Eva del jardín del Edén (antes de la restauración) FRA ANGELICO Temple y oro sobre tabla, 190,3 x 191,5 cm; 162,3 x 191,5 cm c. 1425-26 Madrid, Museo Nacional del Prado.

En el pasado la obra tuvo problemas estructurales al producirse la separación de los paneles segundo y tercero coincidiendo con la figura del ángel, que quedó dividida en dos. La inestabilidad que provocó en la capa pictórica ocasionó pérdidas a lo largo de la línea de unión de los dos paneles.

Esto dio lugar a diversas intervenciones de restauración, de las que solo tenemos constancia documental de la última, realizada en el Museo del Prado por Jerónimo Seisdedos entre 1943 y 1944.

La finalidad de estas restauraciones era reparar los daños y asegurar la conservación de la obra, sin embargo, en algunas de las más antiguas, además de restaurar las pérdidas que se habían producido en ambos lados de dicha unión, fueron repintadas amplias zonas de pintura original, afectando fundamentalmente estos retoques a la figura del ángel y al manto lapislázuli de la Virgen.

Detalle manto de la Virgen, después de la restauración
Detalle manto de la Virgen, después de la restauración.

Estos repintes se degradaron con el paso del tiempo, pasando a ser manchas en la superficie que alteraban la imagen de la obra e impedían entender la composición original del artista.

Los repintes aplicados en toda la grieta, dejaron ocultos elementos completos de la composición. Desde el borde superior de la obra cubrían gran parte de la arquitectura, y en el ángel, cambiaban la forma del ala, el brazo y la túnica rosa, continuando hasta el borde inferior de la pintura.

Detalle ángel y bóveda, antes de la restauración
Detalle ángel y bóveda, antes de la restauración
Detalle ángel y bóveda, después de la restauración
Detalle ángel y bóveda, después de la restauración.

Hay que destacar la antigua intervención que cubría el ala delantera del ángel, que ocultaba su forma original y la transformaba radicalmente, creando una evidente asimetría con su pareja.

Mientras que el ala trasera era curva, la del primer término aparecía recta y sinuosa, siguiendo la forma vertical de la pérdida de oro que había provocado la fractura de los paneles.

Al eliminar el repinte del ala quedaron al descubierto elementos originales de oro que aportaron la información necesaria para su restitución. Primero apareció una partícula de oro que marcaba el punto de arranque del ala desde su base, y en segundo lugar, según se avanzaba en la eliminación del repinte fue apareciendo la incisión original en el oro que mostraba con exactitud la curva del ala diseñada por Fra Angelico.

Recuperar el dibujo del ala original del arcángel Gabriel constituye uno de los momentos de mayor transcendencia de todo el proceso de restauración, por el gran protagonismo de esta figura en la escena y la situación de este elemento recuperado en el centro de la composición.

Nuevos métodos de limpieza para la restauración de La Anunciación de Fra Angelico

El éxito obtenido en ambos procesos de limpieza y de eliminación de los repintes se ha logrado gracias a los medios técnicos y humanos que ofrece el Museo del Prado.

La disponibilidad de nuevos métodos de limpieza, producto de las últimas investigaciones en el campo de la restauración, ha permitido llevar a cabo la limpieza que exigía la obra con plena garantía para la pintura. La eliminación de la densa capa de polución intensamente adherida a la superficie se ha logrado mediante el empleo de un gel de silicona, que actúa como vehículo del medio acuoso protegiendo la pintura al tiempo que permite actuar sobre la capa de suciedad removiéndola hasta su total eliminación.

Por otro lado, los repintes mencionados, muy antiguos y realizados al óleo, han exigido una actuación lenta y prolongada, con la que se ha logrado su eliminación de forma progresiva hasta la plena recuperación de la pintura original.

Con la limpieza, la obra de Fra Angelico ha recuperado la luminosidad original, prácticamente desconocida hasta ahora. Una luz con la que crea y modula el volumen de cada elemento de la composición. Una luz casi sobrenatural que inunda el pórtico con un resplandor sin que se produzcan sombras, a diferencia de la habitación del fondo iluminada de forma natural por la luz que entra por la ventana y se refleja en la pared.

La eliminación del velo gris, también ha dejado al descubierto el preciosismo de la técnica del gran maestro y los maravillosos colores de lapislázuli, laca roja o verde malaquita.

Las siguientes fases de la restauración han consistido en el estucado de las faltas de color para nivelarlas a la superficie, y la reintegración cromática de las mismas, primero con acuarela y finalmente con pigmentos al barniz.

Este proceso ha exigido una gran minuciosidad en su ejecución dada la característica técnica de Fra Angelico, elaborada con gran sutileza y precisión, propios del artista miniaturista que fue en los inicios de su carrera.

Detalle Adán, después de la restauración
Detalle Adán, después de la restauración.

La buena conservación de esta pintura ha permitido que hayan llegado hasta hoy elementos muy frágiles de la composición, elaborados con un pincel de muy pocos pelos y sin apenas materia pictórica, como las pestañas de la virgen o del ángel, la barba de Adán o las minúsculas letras del libro apoyado sobre el manto lapislázuli de la virgen.

Vía NdP Museo del Prado

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